De Cáritas al prostíbulo: las barbaridades del mayor caso de proxenetismo de España

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El propio equipo de Mujer y Menor de la Guardia Civil en Lugo lideraba la red de prostíbulos de la ciudad: el cabo Lorenzo violaba a las mujeres y las amenazaba, según ha destapado la juez De Lara

Los trabajadores de la residencia de Cáritas en Lugo no daban crédito. Pocos días después de que las inmigrantes prostituidas llegaran, al fin liberadas de su situación de esclavitud en puticlubes de la zona, se personaba en el lugar el jefe del Equipo de Mujer y Menor de la Guardia Civil. Invocando su autoridad, y sin documentación de por medio siquiera, el cabo Armando Lorenzo subía al coche patrulla a las chicas, la mayoría brasileñas, y directamente las trasladaba a su nuevo puesto de trabajo, en alguno de los 12 clubes que él mismo controlaba.

Lorenzo completaba así la operación: había cerrado los prostíbulos de los que esas chicas eran rescatadas -los que no le pagaban mordidas-, y él mismo las reubicaba, como si de ganado se tratara, en donde sí lo hacían. Miembros de Cáritas terminaron acompañando, tiempo después, a dos subordinadas de Lorenzo a la Subdelegación del Gobierno para denunciar a quien debía liberar a las mujeres explotadas. Dio igual porque también había implicados. El subdelegado y un funcionario están investigados. Los superiores de Armando Lorenzo (casado, con un hijo mayor y destinado antes en la seguridad de la Audiencia Provincial de Lugo) le protegieron, y ahora varios de ellos le acompañarán en el banquillo de los acusados por la mayor trama de proxenetismo de la historia reciente de España: Carioca.

Una inconcebible cascada de delitos desentrañados, desde 2008 hasta la actualidad, por la juez Pilar de Lara y el Servicio de Asuntos Internos de la Guardia Civil, que se enfrentaron a todos los poderes fácticos de Lugo, una ciudad en la que, llegaron a constatar los investigadores, existía una «cultura de la prostitución» que pasaba de padres a hijos.

Unas muestras: Lorenzo invitaba a prostitutas a policías, políticos, empresarios… Y a los amigos de su hijo. José Manuel Adán, empresario y socio principal de Lorenzo en los clubes Queens y La Colina, dejaba a su hija pequeña corretear por entre las meretrices, mientras en el patio trasero practicaba el tiro con la munición que le deslizaba un policía local.

El esfuerzo no fue inocuo ni para Asuntos Internos ni para la magistrada. Los primeros hubieron de enfrentarse con sus propios compañeros, en el epicentro de la trama y que se sentarán próximamente en el banquillo. La segunda, que hizo pivotar en torno al prostíbulo central de Carioca macrocausas como Pokémon Campeón -en la que estuvo imputado José Blanco, ministro con Rodríguez Zapatero (PSOE)-, está a punto de ser expulsada de Instrucción 1 de Lugo por el Poder Judicial, supuestamente por «desidia procesal» -cuando en realidad llegó a convertir su juzgado en una especie de mini Audiencia Nacional gallega, sobrecargada de trabajo-.

Asuntos Internos desembarcó en Lugo en 2008 al constatar De Lara que prácticamente todos los poderes del Estado podían estar afectados por corrupción en el lugar, todo gracias a la denuncia de una brasileña de la que Armando Lorenzo se encaprichó.

MUJERES «CERCA DE LA INDIGENCIA»

El cabo de la Guardia Civil se aprovechaba de la vulnerabilidad de las mujeres, algunas de ellas «en situación cercana a la indigencia» según la juez Pilar de Lara, y lo mismo las violaba sin preservativo que intentaba engatusarlas con, atención, mensajes poéticos como el siguiente, que consta en autos: «Cuando te vi por primera vez quedé prendado de ti. Tus ojos desprendían brillo como si fuera la luna que reflejara [sic] en ellos. Al estar contigo tu cuerpo y piel suave desprendía un aroma que lo llevo en mis manos». Para luego, de golpe, pasar sin anestesia del verso a la prosa: «Me tienes que dar el nombre completo. En la nota que me diste no entiendo». Así pasaron por sus manos 20 chicas.

«Antes me meto en cemento que dormir contigo», le contestó una de las mujeres a sus zalamerías, según declaró ella ante la juez. Lorenzo Adán eran implacables con las chicas: cuando dos llegaban juntas, eran encerradas para pagar una supuesta deuda de varios miles de euros en pago por haberlas traído a España, y una de ellas conseguía escapar, la otra debía trabajar el doble para saldar las dos deudas.

Una vez fue reventada policialmente la trama se manejó como las mafias. El club Eros fue quemado una docena de veces, presumiblemente para destruir pruebas. Lorenzo alegó en varias ocasiones crisis epilépticas para no declarar. Se llegó a abrir una pieza por sus incumplimientos de la orden judicial de alejamiento con respecto a la ciudad de Lugo. Adán, por su parte, fue condenado a malos tratos sobre su mujer. Los dibujos de su hija pequeña, en los que salían prostitutas, guiaron a los investigadores para conocer la vida real en los clubes.

La fecha para la fase oral de la pieza principal de Carioca, la que tiene que ver con las andanzas de Armando Lorenzo, a quien la juez imputa 70 delitos, se señalará en breve.

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