¡Un desvío presupuestario que huele a favoritismo y deja a la sanidad pública madrileña con la soga al cuello! El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha inyectado 2.354 millones de euros más de lo presupuestado a Quirón (2.208 millones) y Ribera Salud (146 millones) en sus primeros seis años de mandato (2019-2024), elevando la factura total a 6.663 millones para cinco hospitales de gestión privada: Torrejón, Villalba, Móstoles, Valdemoro y Jiménez Díaz. ¡Un promedio de más de 1.300 millones al año que, según el PSOE, «favorece deliberadamente a los privados» mientras los públicos se ahogan en listas de espera y recursos raquíticos! Los sobrepagos, justificados por captación de pacientes vía libre elección y liquidaciones atrasadas, han generado un «círculo virtuoso» para las concesionarias, pero un círculo vicioso para la sanidad universal: más fondos desviados sin control parlamentario, y un modelo que, para la oposición, «orienta agendas a procedimientos rentables» en detrimento de la equidad.
El enredo presupuestario se destapa como un rompecabezas de cifras que no cuadran: de los 10.100 millones presupuestados para sanidad en 2024, se ejecutaron 13.400, con un desvío de 3.300 millones que se canalizó prioritariamente a estos centros privados. El 58% de las citas de pacientes en 2022-2023 provinieron de derivaciones por libre elección, un sistema que permite a los privados cobrar directamente al Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), atrayendo más ingresos sin invertir en infraestructuras públicas. «La diferencia entre lo presupuestado y lo pagado se debe al procedimiento de control y liquidación de la actividad realizada, según los contratos», defiende un portavoz de Quirón, argumentando que las liquidaciones se pagan con retraso y que los precios públicos no se actualizan desde hace una década pese al IPC disparado. La Consejería de Sanidad remata: «No hay desvío; es el normal funcionamiento del contrato y de la libre elección que beneficia a 1,2 millones de madrileños».
Pero la oposición no traga arena: Carlos Moreno, diputado del PSOE, lo tilda de «modelo de financiación que favorece de forma deliberada a los hospitales de gestión privada», con hospitales públicos infrafinanciados que enfrentan colas eternas mientras los privados –con agendas orientadas a «procedimientos rentables»– capturan pacientes. Más Madrid, con Marta Carmona al frente, añade leña: «Los privados tienen muchas más citas de entrada porque atraen pacientes con mayor disponibilidad de recursos». El impacto es demoledor: en 2024, el desvío presupuestario dejó a los públicos con recursos limitados, exacerbando listas de espera que superan los 100 días en especialidades clave, mientras Quirón y Ribera Salud –operando bajo concesiones en Móstoles, Valdemoro, Villalba y Torrejón, y un convenio especial en Jiménez Díaz– facturaban por encima de lo pactado gracias a juicios ganados y actualizaciones pendientes.
Esta no es solo una cuestión de euros; es un pulso por el alma de la sanidad madrileña en un contexto de privatización creciente que, para la oposición, «desangra lo público». ¿Rectificará Ayuso, o el modelo seguirá desviando fondos hacia privados? En Agencia6, el termómetro sanitario sube con estos 2.354 millones que no cuadran: ¡equidad o favoritismo? Comparte tu experiencia en comentarios y síguenos para más desvíos presupuestarios – porque en Madrid, la salud pública no debería ser un negocio privado.
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