Una fuente del Sebin afirma que el único hijo del jefe revolucionario compraba oro a bajo precio a los mineros del estado de Bolívar, y luego lo revendía a sobreprecio al Banco Central de Venezuela
El Departamento del Tesoro de EEUU ha sancionado a Nicolás Maduro Guerra, único hijo del jefe revolucionario, por su participación en «actividades de corrupción» y por formar parte de la «inconstitucional Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que rige a Venezuela con poderes absolutos bajo el control del mandatario». Washington le acusa de lucrarse de las minas venezolanas junto a su padre y la mujer de éste, Cilia Flores.
Precisamente el Gobierno de Donald Trump ya había incluido en 2017 a Maduro padre entre su lista de sancionados, tras la celebración de los comicios a la ANC, marcados por las irregularidades: la empresa encargada de la tecnología y el software del voto electrónico denunció que el Gobierno había sumado al menos un millón de votos para adulterar el resultado.
«El régimen de Maduro está construido sobre elecciones fraudulentas y su círculo íntimo vive del lujo por las ganancias de la corrupción, mientras el pueblo venezolano sufre», ha asegurado en un comunicado el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, quien ha añadido que Maduro «depende de su hijo ‘Nicolasito’ y otros cercanos a su régimen autoritario para mantener un dominio absoluto sobre la economía y reprimir al pueblo».
Siempre en un segundo plano de la vida pública, pero siempre a la sombra de su padre, Maduro Guerra figura en varios expedientes de corrupción, el último aireado por quien fuera director del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) hasta el 30 de abril. En sus primeras declaraciones al llegar a EEUU, donde se encuentra refugiado, el general Manuel Cristopher Figuera ha desvelado que el hijo del mandatario compraba oro a bajo precio a los mineros del estado de Bolívar, a través de la mafias, y luego lo revendía a sobreprecio al propio Banco Central de Venezuela (BCV).
El diputado Américo de Grazia, hoy refugiado en la Embajada de Italia en Caracas, denunció ante la Asamblea Nacional que Maduro Jr. posee una mina de coltán en el estado de Amazonas. Una instalación cuya vigilancia está en manos de la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Al ser incluido en la lista negra del Tesoro, al delegado de la ANC se le congelará cualquier activo que pueda tener en EEUU y se le impedirá hacer negocios con personas y empresas estadoinidenses. También se le dificultará al máximo operar con instituciones financieras que hagan negocios con ese país.
Maduro Guerra, de 29 años y «soldado de Chávez hasta más allá de la vida», es actualmente uno de los delegados de la Asamblea Constituyente, órgano creado por la revolución para arrebatar sus poderes legislativos y de control al Parlamento democrático. Sus participaciones fueron muy escasas desde que el día de su debut cometiese un error geográfico, al situar la Casa Blanca en Nueva York. «Si se diera el supuesto negado de mancillar el suelo patrio, los fusiles llegarían a Nueva York, señor Trump, llegarían y tomaríamos la Casa Blanca, Vietnam quedaría pequeño», clamó en aquel momento.
Nada más acceder su padre al poder en 2013 fue nombrado jefe del Cuerpo de Inspectores Especiales de la Presidencia de la República, una cargo creado especialmente para él, pese a su juventud y desconocimiento de la materia. Posteriormente también estuvo al frente de una investigación ordenada por su padre sobre el escándalo Odebrecht. En ese momento ejercía como director general de Delegaciones e Instrucciones Presidenciales del vicepresidente.
El hijo del líder también dirigió la Villa del Cine, uno de sus ‘hobbies’ junto a la música, ya que que en su juventud tocaba la flauta. En la actualidad es habitual que grabe reuniones de su padre o alguno de sus paseos por zonas militares, que posteriormente sube a sus redes sociales. También ha participado en actividades relacionadas con el petro, la criptomoneda bolivariana lanzada por el chavismo.