Agraviado por «la ciudad inteligente», Benidorm

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Como quien dice no hemos empezado a dar los primeros pasos y ya estamos agotados, mas bien hartos, hastiados de tanta inteligencia. Al parecer Benidorm es “La Ciudad Inteligente”, sabia, lista, docta y talentuda, a pesar de que carece de una Casa de Cultura adecuada a tan sagaz circunstancia. Claro y evidente es el echo de que ese vacío, ese desierto cultural donde se alimenta la inteligencia, está cubierto en demasía, en exceso por el equipo de gobierno que habita en otra casa del pueblo, en el Ayuntamiento.

No soy el primero en darse cuenta de este sobrante intelectual, no merezco esa medalla. Fue si no recuerdo mal nuestro presidente autonómico quien a la vista de que nos sobraba inteligencia decidió detener la construcción cultural y reducirla a su mínima expresión, equiparando con esa acción su nivel intelectual con el de nuestros munícipes. Pero hoy no me he puesto a teclear este artículo para hablar de nuestros políticos, que sí, sino de lo inteligente que es nuestra ciudad gracias a los que fueron, son y serán nuestra masa madre, padre y… demás palmeros.

La primera piedra del Centro Cultural de Benidorm se puso en abril de 2007. En la foto hay caras conocidas, que nada han hecho en doce años por enmendar la cultura de la ciudad.

Quiero recordar y recuerdo que en su día decidieron poner en ejecución una Ordenanza Acústica para poner freno a los decibelios que alteraban el descanso debido tanto a los vecinos como a los visitantes. (Observe el lector que utilizo el adjetivo visitante y no el de turista habida cuenta de que no somos todavía Ciudad Turística). Se tomó conciencia del grado de contaminación acústica que sufrimos, en especial durante las horas de descanso. Pero lamentablemente llevados por la inercia lingüística la denominaron simplemente Ordenanza, en lugar de Quita y Pon Acústico.

Las cosas por su nombre según su uso y costumbre. Si hoy te quiero y mañana no, no me bautices como Ordenanza, sino como Quita y Pon, o si me apuras mucho como Pon y Quita. Si está claro como el agua de manantial, la Ordenanza no funciona, lo que realmente carbura es el Pon y Quita Acústico (PQA), y a las pruebas me remito:

 El Low Festival

Como Benidorm es una ciudad inteligente, piensa (aunque piense mal) y nos dice que lo que nos interesa es aumentar el número de visitantes (con independencia de que lo sean de bocata y saco de dormir) quito-pongo la PQA y salvo la temporada a restauradores y hoteleros y al descanso de buena parte de los vecinos que le den… (me refiero a las 200 entradas gratuitas que regalaban). Todo ello sin pensar que “no hay mal que por peor no venga” y vengo a decirlo porque no son 200 los vecinos afectados, son muchos mas, se cuentan por miles, con independencia de que la afección no lo es solamente desde el punto de vista acústico, lo es también desde el punto de vista deportivo, económico y de salud.

Deportivo, porque la “zona cero” está enclavada en el área deportiva de la ciudad. El parlamento económico es algo mas complicado:

1º. Queda desubicado el Mercadillo.

2º. La Ordenanza de ocupación de vía pública queda como PQA para el Low.

3º. La Ordenanza de Vados queda como PQA para el Low.

4º. Las tasas que pagamos restauradores, hoteleros y vecinos por mesas, sillas y vados, siguen vigentes y con recargos de apremio si no son liquidadas a tiempo.

5º. Desconozco si los organizadores del Low Festival liquidan tasas por ml. o m².

El Low Festival finaliza hoy domingo 28 de julio. Un evento que en 2015 el Partido Popular prometió eliminar de la agenda «cultural» de Benidorm. Ahí sigue.

Yo no soy restaurador ni soy hotelero ni soy por el momento trilero, soy un vecino que por ocupar 4 ml de acera municipal paga cada año 165,28 € y mientras la transparencia debida y en su caso la justicia no manifieste lo contrario, tengo un agravio comparativo con los organizadores del Low Festival y sus amiguetes.

En la campaña electoral de 2015, el Partido Popular prometió a sus lectores eliminar de la «agenda cultural» de Bendiorm el Low Festival. Cuatro años más tarde ahí continúa. ¿Por qué será?

Con independencia del perjuicio económico que supone el refuerzo del aislamiento acústico de mi domicilio, del aumento del consumo eléctrico que supone el AC, estoy sometido al deterioro de mi calidad de vida, al no poder conciliar el sueño, debido el acoso acústico al que estoy sometido por la proximidad de mi vivienda a la “zona cero”. En similar tesitura se encuentran multitud de viviendas, hoteles e incluso el Geriátrico de la Generalitat Valenciana. Molestos, perjudicados y atropellados por la Ciudad Inteligente.

José Antonio Corachán Marzal

Vecino agraviado

Foto de portada: abril de 2007. Pepe Martín (archivo)

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