Los asesores políticos de Donald Trump han logrado que el presidente desista de su promesa de prohibir los vapeadores de tabaco electrónico, tras el aumento de su uso entre personas jóvenes y de casos de muertes y hospitalizaciones.
El presidente hizo público que estaba trabajando en la prohibición en septiembre argumentando que “no podemos tener a nuestros niños tan afectados” por las lesiones de los cigarrillos electrónicos de sabor. Durante el anuncio, junto a Trump estaba la primera dama. El mandatario hizo referencia a su mujer y puso de ejemplo a su hijo adolescente Barron.
Pero la presión de sus asesores y de los grupos de poder del sector de estos cigarrillos han hecho que Trump dé un paso atrás en este asunto. Aunque dice que lo quiere seguir estudiando , parece haber abandonado incluso una esperada prohibición parcial de los electrónicos que excluyera al mentol. Por lo menos de momento, esto no llegará.
Durante un viaje a un mitin en Kentucky, los asesores del presidente le alertaron de los riesgos que entrañaba la prohibición. Dicha advertencia hizo que Trump cancelara la conferencia en la que el secretario de Salud tendría que haber hecho el anuncio oficial y, en su lugar, programó una reunión, según publicó The Washington Post.
La prohibición había conseguido un respaldo significativo este otoño con el recrudecimiento de la crisis del vapeo en adolescentes. Coincidió, además, con un brote extenso de lesiones pulmonares graves que salpicaron a la industria del cigarrillo electrónico a pesar de que la mayor parte de las muertes y enfermedades se atribuye al vapeo de productos con THC.