La obra, que ha sido financiada íntegramente por la Unión Europea, ha tenido un coste cercano a los seis millones de euros.
Con ella se rompe la barrera que suponía para la circulación rodada el paso a nivel ubicado en la Avenida de Beniardá a la altura de la propia estación del ferrocarril, TRAM o trenet, que de las tres maneras es conocido este medio de locomoción.
Era una de las reivindicaciones vecinales y también de los turistas que por cientos de miles cada año han visitado la capital europea del turismo de sol y playa. El paso a nivel, que ya desde principios de siglo la Unión Europea abogó por eliminar de todas las principales carreteras del viejo continente, era una barrera que a diario se cortaba en dos ocasiones cada hora, cuando el tren salía desde Benidorm con destino a Altea y Denia, y también cuando los convoyes llegaban a Benidorm procedentes de la zona norte de la provincia, en la conocida línea 9 del TRAM, implantado hace una veintena de años desde la Generalitat cuando se empezó a modernizar el viejo trenet o «automotor».
El paso a nivel, que en sus inicios en 1914 era cuidado por un guardabarreras a través de una cadena, vio aparecer luces rojas en ambas direcciones en los años 70 en horario nocturno para evitar accidentes con el aumento del tráfico rodado de aquellos años. Posteriormente llegaron las barreras manuales hasta que llegó la automatización con semáforos y barreras que se activaban cada vez que los trenes se acercaban al paso a nivel o salían de estación rumbo a la siguiente estación o apeadero.
El cierre de ese paso a nivel provocaba grandes colas y atascos que llegaban al cruce de la propia ciudad, en la confluencia de la Avenida de Beniardá con la de Alfonso Puchades. Desde hoy ese problema ha desaparecido para todos, incluyendo los miles de vehículos que accedían desde La Nucía, Polop o Callosa d´en Sarriá a diario, y también quienes salían de Benidorm por esta salida, que es una de las cinco que tiene la ciudad en sus puntos cardinales.
