Hoy algunos medios nacionales hablan de forma sucinta de lo que sin duda es clave en la tragedia y la cuantía de los daños sufridos por el paso de la gota fría en el sureste español desde el pasado miércoles: la suciedad de cauces en ríos, barrancos y torrenteras. A todo ello hay que sumar los permisos «políticos» para construir urbanizaciones y edificios en esos cauces con tal de hacer caja.
Parece increíble que con lo que estamos sufriendo y el coste que va a suponer para todos, nadie haya asumido responsabilidades. Ahora es el cielo quien tiene la culpa de todo, cuando la verdad es otra, y los políticos lo saben.
Desde la llegada de la última hornada de políticos a principios de siglo, uno de los grandes abandonos se han producido en los cauces por donde el agua viene de vez en cuando con sus escrituras bajo el brazo, ocupando aquel terreno que se le ha privado. Estos días podemos verlo, y basta con dos ejemplos.
Agencia6, hace un mes, ofreció una noticia sobre el «atasco» de uno de los barrancos en la comarca de la Marina Baja. Vean este video grabado hoy mismo, donde podremos comprobar con estupor el peligro que muchas personas, cauce abajo, desconocen que existen porque la irresponsabilidad de los políticos resulta insultante. Esa situación de peligro la conocían las autoridades y nada han hecho por evitar el riesgo incluso sabiendo que se avecinaba una gota fría muy peligrosa.
Hace un mes nosotros ya lo denunciamos
Es evidente que este video demuestra que no son sólo los actuales dirigentes los culpables. Esos pinos enormes delatan que desde hace muchos años, un par de décadas al menos, ese cauce no ha sido revisado ni por ayuntamiento, ni por Diputación de Alicante, ni por la Generalitat, ni por la Confederación Hidrográfica del Júcar, a la que pertenece la responsabilidad de limpieza y mantenimiento en perfecto estado de los cauces.
Si ahora es el PSOE y Compromís los que mandan en la Confederación Hidrográfica del Júcar, antaño fue el PP, y es visible en las imágenes que nada se ha hecho por parte de toda la casta política valenciana al respecto
Un ejemplo que demuestra la sinrazón en la gestión pública de los cauces de los ríos lo tenemos en lo acontecido en Murcia, tierra sedienta, que está viendo como cientos de hectómetros cúbicos se están yendo al mar sin posibilidad de retenerla para regar sus huertas, que son el pan de sus hombres y mujeres. Todo un dislate.
En Murcia capital, el Río Segura no se ha desbordado. El motivo es que está encauzado, es amplio, y está decorado por parques en sus laterales y bonitos puentes que son utilizado por sus vecinos. Ahora bien, cuando el Río Segura sale de la ciudad, todo ha quedado inundado porque no está encauzado y se estrecha de forma y manera que el agua tiene que buscar su salida natural.
Es evidente que el coste de los daños de ahora son mucho más elevados de lo que hubiese costado encauzar este río desde casi su nacimiento hasta su desembocadura. Y no hay que echar mano de las cifras de agua caída del cielo. Si los récord estaban en 500 litros por metro cuadrado en Murcia, hay que hacer un cauce que absorba el doble. Una inversión grande, pero para toda la vida siempre será más barata que tener que lamentar desgracias y echar a perder todo.
Las impactantes imágenes de estos días han vuelto a devolver estampas tercermundistas. La vulnerabilidad de miles y miles de familias es total porque nadie se ha preocupado por ellos salvo para ir a pedirles el voto.
Hoy, el único político que ha levantado la voz y ha dicho que «menos fotos y más soluciones» ha sido el alcalde de Los Alcáceres, quien lo ha dicho claro y alto, para que se entienda bien. Y estamos con él y sus vecinos, grandes afectados de las avalanchas de agua que les han llegado desde el interior de la provincia.
Valencia quedó inundada en 1957 como ahora Murcia y todas sus pedanías y pueblos de alrededor, y Franco puso remedio con el desvío del Turia. Ahí está la ciudad, que no ha vuelto a tener problemas en ese sentido. Murcia, amén de ser preciosa, también existe. Y esta tierra merece un poco de atención.
No podemos dejar de citar al remarcable trabajo y labor del Ejército Español, la UME, los boinas verdes, bomberos, protección civil, policías, Guardia Civil, y todos quienes han ayudado al rescate y ayuda de las pobres personas afectadas por esta tragedia que se ha saldado, de momento, con seis víctimas mortales.