- Este es el tercer gran incendio en una semana que afecta a ocho municipios, devora 10.000 hectáreas y obliga a desalojar de sus casas a 9.000 personas
«Aterrador, pocas palabras se pueden usar con estas imágenes, los gritos, la desesperación, la angustia lo dice todo. Mucha fuerza a esos valientes que lo están dando todo para apagar ese fuego devastador«, así narraba ayer nuestro compañero de Agencia6 Marco Jimenez desde Gran Canarias. La voz de decenas de vecinos se unía ayer en el centro de emergencias del municipio de San Mateo donde habían pasado la noche a la de los ecologistas. Hacen falta más medios de «limpieza» del monte en el archipiélago volcánico, asolado cada verano por grandes incendios forestales. Es el grito de impotencia que lanzaron tras verse evacuados dos veces de sus casas en los últimos ocho días, con llamas de hasta 50 metros de altura que amenazan todas sus pertenencias. Y vidas.
Federico Grillo, jefe técnico de Emergencias del Cabildo de Gran Canaria, respondía contundente: «Si se invirtiese todo el presupuesto de la institución insular en limpiar la isla, solo se alcanzaría el 30% del territorio». Una parte importante no se podría despejar por pura inaccesibilidad. Serían necesarias, calculó Grillo, 25.000 nuevas contrataciones de personal, dotadas con un ejército de vehículos, 7.000 Land Rover, 15.000 motosierras y 300 ingenieros. «Una barbaridad», zanjó. Grillo declaró ayer «fuera de capacidad de extinción» el incendio más voraz de este verano, que comenzó el pasado sábado al norte de la isla, en la localidad de Valleseco.
El avance de este fuego ha sido imparable en las últimas 48 horas. Y los próximos dos días son cruciales. Ya ha devorado 10.000 hectáreas, dictan los datos aportados a última hora de este lunes por el Cabildo de Gran Canaria. Por el momento, las llamas afectan a un perímetro de 75 kilómetros y han arrasado por el flanco derecho cientos de hectáreas del Parque Natural de Tamadaba, un espacio declarado Reserva de la Biosfera. Este espacio de valor ecológico singular contiene 150 especies endémicas y un pinar que tardará 20 años en recomponerse, según el catedrático de Biología Vegetal en la Universidad tinerfeña de La Laguna, Wilfredo Wildpret de la Torre. Por su parte, Juli Caujapé, director del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo asociado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), catalogó como una «catástrofe ambiental sin precedentes» la pérdida de sesenta especies vegetales terrestres que son exclusivas de Gran Canaria, como la magarza plateada de Artenara o la col de risco de Tamadaba. Caujapé confió en «esperar a que el banco de semillas que hay en el suelo, que es activo, se regenere de forma natural».
Más pesimista es Buenaventura Machado, jefe del Servicio Forestal del Cabildo de Tenerife, para quien la dimensión de la catástrofe la da el hecho de que «hay sitios a los que aún no se ha podido acceder». «El perímetro es muy extenso y se va trabajando para ir acorralando las llamas», afirmó. «Es una extensión como de 6.000 campos de fútbol y hay que valorar los daños, pero no hay incidencias personales y es lo que hay que evitar a toda costa».
En estos momentos preocupa especialmente que el fuego llegue a otra área protegida, el Parque de Inagua, que está próximo y que de momento no se ha visto afectado por las llamas.
Durante la madrugada del lunes, se pudo dominar el flanco izquierdo del incendio, en la zona de cola, que se extendía desde los municipios de Lanzarote hasta Tejeda, al mismo tiempo que se descontrolaba a gran velocidad el flanco derecho, el que camina hacia el noroeste de la isla. Este foco, situado en la cabeza del incendio, fue el que recabó más medios del puesto de mando, adonde acudió ayer el ministro de Agricultura, Luis Planas. Fue la única representación del Gobierno en esta tragedia a la que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dedicado un tuit, el pasado domingo, en el que afirmó seguir «consternado» la evolución de este nuevo incendio en Canarias.
Medios técnicos y humanos
Tras compartir impresiones con técnicos y expertos y recorrer parte del terreno quemado, Planas, que ofreció una rueda de prensa junto al presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, explicitó que se ha desplegado en la isla una de las mayores movilizaciones antiincendios en España y el mayor dispositivo técnico y humano en la historia de Canarias. Casi un millar de personas, cuatro hidroaviones del Estado, del 43 Grupo del Ejército del Aire, siguen combatiendo las llamas sin descanso y a ellos se unirá, anunció el ministro, un avión de coordinación especializado y un dron nocturno para el seguimiento del incendio.
Además, otros doce helicópteros participan desde el sábado en las tareas de coordinación aérea y extinción. Cargan sus 6.000 litros de agua en la bahía portuaria de Las Palmas de Gran Canaria, en cuyo litoral se congregan estos días numerosas personas atraídas por las maniobras de las naves militares.
Al margen de la anécdota, la virulencia del fuego no da tregua. A última hora de ayer, se reactivó en el barranco de Tejeda. Los últimosevacuados fueron los vecinos de Ayacata. El viento sigue siendo el peor enemigo en la isla. Y es que a la falta de prevención y las condiciones orográficas que han propiciado la rápida combustión del monte, expertos como el ingeniero técnico forestal, Javier Blanco, agregan el cóctel meteorológico (temperaturas de 30-35 grados, baja humedad y fuertes rachas de vientos alíseos) que ha acabado por ser el detonante del desastre. «Ahora mismo estornudas y el monte prende», afirmó Blanco a Efe. Estas condiciones mejorarán en las próximas horas. Hoy se espera que bajen 5ºC las temperaturas y mañana las zonas afectadas por el incendio se enfriarán 10º respecto a los altísimos registros del pasado fin de semana.