El Tottenham se medirá al Liverpool en la final de la Champions tras eliminar al Ajax en el descuento

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El Tottenham se clasifica para la final de Madrid con tres goles de Lucas Moura en 45 minutos, poniendo un cruel final a la hazaña del Ajax

La imagen de los futbolistas del Ajax tendidos sobre el césped lo resumía todo. También la piña de jugadores del Tottenham sobre un Lucas Moura que es ya parte de la historia spur para siempre. Lo imposible volvió a suceder en la Champions por segunda noche consecutiva. Como el Liverpool, el equipo de Pochettino se levantó también de entre los muertos para remontar una diferencia de tres goles y alcanzar la final del Metropolitano. La diferencia es que el Tottenham lo hizo en 45 minutos, pues al tanto de Londres, el Ajax sumó otros dos en la primera mitad. Tenía el Tottenham que marcar tres y lo hizo, todos ellos con la firma de un mismo jugador, Lucas Moura, el héroe más impensable de una cita histórica, de un partido para el álbum de oro de la Copa de Europa.

El Ajax sabía que esta primera oportunidad será también la última. No queda demasiado espacio para el romanticismo en el fútbol actual, para que epopeyas con las del club holandés sean capaces de sobrevivir un solo verano. Ya es seguro que se marchará De Jong abriendo un vórtice que puede absorber también a De Ligt, Ziyech, Van de Beek, Tagliafico… Los clubes más ricos de Europa amenazan con desmembrar la gran obra de Erik Ten Hag.

De ahí que, sin importar la lesión en el calentamiento de Neres, el Ajax amaneciese en el encuentro presumiendo de fauces, exhibiendo la efervescencia que le había traído hasta tal punto. No importaba que el resultado parcial le beneficiara, el Ajax no negocia nunca su naturaleza ofensiva y atrevida. Es un equipo que parece regirse por códigos distintos a los del resto del mundo. Y nadie representa mejor esa seductora identidad como Matthijs De Ligt, un capitán de 19 años, un central con calidad de mediapunta y un cabeceador superlativo. Fue él quien ajustició a la Juventus y también el que este miércoles dio un tremendo golpe de efecto, gracias a un cabezazo certero a los cinco minutos.

El Tottenham se quedó petrificado, como si no entendiera nada de lo que estaba sucediendo. Era el conjunto inglés quien debía remontar y observaba atónito cómo era su rival el que le atacaba sin descanso, asumiendo riesgos sin mirar atrás. Tuvieron que pasar unos minutos para que los de Pochettino asumieran la nueva situación y obraran en consecuencia, bajando las revoluciones y equilibrando el dominio del balón.

El problema del Tottenham era la desconexión entre Eriksen y el resto del equipo, un mal que también le acechó en el encuentro de ida. Se acercó a la portería de Onana en un par de disparos de Son y el propio Eriksen, pero no ofreció la sensación de generar peligro real. Todo lo contrario que el Ajax, que tras avisar en una contra de Tadic, marcó el segundo en otra jugada rápida trazada por Van de Beek, prolongada por el serbio y concretada por Ziyech.

LA ENTRADA DE LLORENTE

El Ajax se fue al descanso montado en una nube, creyéndose ya finalista aunque la prudencia obligara a no hacerlo. Al otro lado de la pared en el Johan Cruyff Arena, Pochettino asumió que no tenía nada que perder y optó por dar entrada a Llorente por Wanyama, un ariete por un mediocentro. Un movimiento que fijó a los centrales del Ajax, retrasó la posición de Eriksen, potenció el rol de Delle Ali y liberó a Lucas Moura en un inicio fulgurante de la segunda mitad.

Ali fue el primero que avisó al Ajax, pero un Onana inmenso le negó la gloria, aunque sólo fuera de manera momentánea. Porque en apenas un cuarto de hora, el Tottenham logró recuperar el pulso gracias a dos tantos de Lucas Moura, el primero en una veloz contra y el segundo tras un malentendido entre Onana -que acababa de hacer un paradón a Llorente- y Schöne.

A partir de entonces, el encuentro se convirtió en una locura extraordinaria, con el Tottenham asumiendo cada vez más riesgos en buscar del tercer gol que le enviaba a Madrid y el Ajax tratando de aprovechar los espacios que dejaba la zaga inglesa. Ziyech, el tipo más listo de la clase, estuvo muy cerca de marcar el tercero en dos ocasiones, con un disparo desviado desde el punto de penalti y otro que se marchó al palo poco después. Allí murieron las opciones del Ajax de consumar su gloria.

El Tottenham pasó a ser el único equipo sobre el césped, sobrecargando el área de Onana como si no hubiese un mañana. Vertonghen rozó el gol en un cabezazo al larguero que la defensa acabó sacando bajo palos sin saber muy bien cómo hasta que en el minuto 95 llegó el tercer gol de Lucas Moura que bañó a todo un estadio en lágrimas. Unos por la felicidad de lograr un imposible, los otros porque jamás una historia tan bella tuvo un final tan cruel.

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