OPINIÓN DE JOSÉ ANTONIO CORACHÁN MARZAL
Mira que estaba yo contento con el programa informático playero “Parcélame Levante” y al resto que le den recuerdos. Pues nada, llega el Amo y decide terminar con el programa, con las parcelas y con los mayores de 65 años buscando un cachito de playa. Se acabó, ahora todo el monte es orégano, vuelta a la sombrilla y silla plegables bajo el brazo y todos felices y contentos, que por esa razón yo nací en el Mediterráneo y mis dineros me está costando el caprichito de mis progentores. Nada, mala suerte, porque mira que hay mares, más salados, menos salados, con aguas transparentes… hay tantos que incluso hay uno que está muerto. Si seguimos así el nuestro será el segundo, pero habrá muerto o lo mataremos no por la polución, por la falta de limpeza en los vertidos, etc., lo mataremos para el turismo. Ya estamos viendo lo que ha ocurrido este año, es un aviso, como el ictus lo es para la parálisis cardiaca, como un muro agrietado es un aviso de su próximo derrumbe.
Bueno, pues en esta ciudad llamada Benidorm, quien debía estar buscando soluciones de hoy para mañana, para en incierto futuro al que llegremos ¿qué ha hecho hasta el momento?. El Amo, sus capataces, simpatizantes, palmeros y solapostes ¿no se han enterado de lo que nos espera a la vuelta de la esquina? ¿no han visto las colas del hambre, los comercios, bares, restaurantes y hoteles cerrados? Los puestos de trabajo perdidos no se recuperan con ayudas puntuales de 500 o 1.000 €. Tampoco se recuperarán siquiera con la caridad europea.
Parece ser, según la actitud de un alcalde «que no admite lecciones», que la recuperación es “liarla parda” con los aparcamientos, impedir mesas de trabajo para la recuperación turística, abortar la bonificación de ciertas tasas, y olvidar que buena parte de los vecinos dependemos exclusivamente de la pensión que mensualmente recibimos mientras la caja de la Seguridad Social aguante y las aseguradoras privadas no quiebren
Donde hubo siempre queda. Como era de esperar ya ha llegado la aprobación del sobrecosto de la obra pública del año: la remodelación de la Av. del Mediterráneo. La aparente ineptitud de políticos, técnicos y constructores nos ha llevado al primer encarecimiento de la obra tasado en 2.000.000 €. ¿Razón? Nadie sabía en qué condiciones estaba el subsuelo de la Avenida Mediterránea.
¿Ni un solo político recuerda las obras de inicio en su día? ¿No hay planos detalados con las conducciones? ¿Los técnicos municipales andaban tomando el habitual café de cada día? ¿El constructor no estudió las condiciones del terreno antes de ofertar su presupuesto? ¿No hay un solo responsable entre esta manada de inteligentes?… No hay nada que hacer, solo esperar que la próxima modificación sea mas económica.
Como muerto me he quedado, tieso, rígido y momificado al enterarme que a partir de ya, el Amo ha decidido terminar con el Parcélame Levante y con el programa informático que lo alimenta. Que por cierto, ¿recuerda el lector cuanto costó el citado programa? Mas o menos 650.000 € y ¿cuantos meses ha estado funcionando? Mas o menos dos. Lo cual significa que durante esos dos meses nos ha costado a los vecinos censados en Benidorm 10.000 €/día. A todo esto ¿de qué me ha servido nacer en el Mediterráneo y estar censado en Benidorm? Pues bien me ha servido para pegarme la caminata cada día buscando un cachito de mi playa para mayores o gastarme 10 € en el alquiler de una hamaca para evitar la andadura y poder disfrutar de mi playa.
Así como el buen torero es el que sabe rematar bien la faena en la arena de la plaza, el Amo que es bueno, nuestro Amo, ha rematado la suya en la arena… de la playa. Y es que la oposición no se entera de que la sociedad de Benidorm tiene dos categorías de vecinos: Ricos y pobres. Los ricos pueden pagarse la hamaca y la sombrilla a 10 €/día. Los pobres que se jo_roben y en lugar de ir a la playa que vayan a las colas de hambre que para eso están. De rebajar el precio para los vecinos ¡nada de nada! Las hamacas y sombrillas son para los vecinos ricos… ya falta menos para que al resto nos impongan el “brazalete” nazi. ¡Arbeit macht frei!, como cada día hay menos trabajo nuestra libertad anda a la par.
Así estamos pensando si me quedo… me quedo o me voy… me voy a meditar lo burro que soy aguantando al Amo, a sus capataces y a los soplasombrillas, ya que entre todos me están dejando “pelao” por querer ir en mi pueblo a mi playa y a mi mar Mediterráneo… seguro que si mi madre levantara la cabeza me daría de mamporrazos por garañón… con la de pueblos que hay desde Valencia hasta Alicante pegaditos al mar, con su mar y sin programa informático parcelario, venir a dar con mis huesos a uno con Ay-untamiento y programa informático Parcelame Levante. ¡Que mala suerte!.
La verdad es que nos quejamos de todo y por vicio. No es menos cierto que nunca llueve a gusto de todos. El problema es que aquí llueve tan poco que solo están a gusto los políticos; para ellos si llueve y no precisamente agua del cielo. Vamos a ver, quién no sabe el precio de un programa informático: los programas comeciales dificilmente superan los 5.000 € y mayoritariamente son de importación. Los hechos a medida, gracias a la competencia entre programadores, en ocasiones superan los 50.000 €. Para que un programa informático cueste 650.000 € ¿qué ha de tener? ¿cuantas horas de trabajo? ¿cuantos informáticos por pantalla? ¿cuantos algoritmos en línea?. Pero ¿estamos y somos tontos?.
Se de qué estoy hablando porque a lo largo de mi vida laboral en equipos de dirección he tenido que implementar programas informáticos mas complejos que la parcelación, mantenimiento y seguimiento que el Parcélame Levante y no entiendo a pesar de la urgencia, como un programa puede alcanzar ese precio a no ser que esté infectado por la corrupción al uso. Una empresa auditora lo aclararía facilmente.
Me dicen que la empresa «aceitunera» que ha pasado semejante factura a nuestros bolsillos, es la misma que realizó otro trabajo para el Amo y sus acólitos. ¿Ha sido un «corta y pega»?. Porque supongo que si hemos pagado 650.000 euros, el copyright será inédito y desde ahora propiedad de Benidorm para poder ser utilizado en un futuro, ¿es así Señor Amo?
Un software de aplicación se puede valorar por su dimensión (número de usuarios), por su alojamiento de datos, por el tipo de solución, por su forma de pago… en este caso concreto, por su precio, no es un programa, es un programón… de Alí Babá y sus 40 Gigas.
José Antonio Corachán Marzal