El Partido Popular de Alicante no ha esperado ni seis meses para explotar la tragedia del fallecimiento de Sergio Rodríguez, concejal popular en la localidad de Elche. Tal y como han anunciado, su nombre e imagen promocionarán la escuela que la formación ha programado para Febrero y que servirá de calentamiento para las Nuevas Generaciones (NNGG) de la formación de cara a la precampaña.
Una trágica muerte
Sergio Rodríguez, era secretario general del Partido Popular de Elche cuando murió en un accidente de coche al impactar contra un camionero drogado en la tarde de un lunes de julio de 2022. Era padre de dos niñas y tenía 33 años.
Rodríguez era también coordinador adjunto y vicesecretario de Comunicación del Grupo Popular en la Diputación Provincial de Alicante. Trabajó en el Gabinete de Comunicación de la administración de Mercedes Alonso desde 2011 a 2015 compaginándolo con su dedicación a la empresa familiar. Fue concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento y se quedó cerca de entrar en el Congreso de los Diputados en 2019, gracias a su afinidad personal con el también fallecido (aunque solo políticamente) Pablo Casado, por lo que su prematura muerte supuso un durísimo impacto entre los populares de toda España.
Oportunismo y mal gusto
A menos de cuatro meses de las elecciones autonómicas y municipales y con el cadáver del joven todavía caliente, el PP no ha dejado pasar ni seis meses desde la tragedia para explotarla en forma de campus de invierno, de un modo similar, aunque mucho más precipitado, a lo que la formación del charrán acostumbra a hacer con la memoria de las víctimas del terrorismo.
El evento, vendido como un homenaje al dirigente fallecido, arroja un potente hedor a oportunismo desde el mismo momento en el que este se comunica a la militancia sin definir una agenda, algún contenido o un sencillo programa, pero ofrecido tres planes de pago distintos que van desde los 56 euros el sencillo, hasta los 106 del pack completo con hotel, comida y cena para dos días.
A la desesperada
La visita de Feijoo a Valencia ha ceñido la soga al cuello de Carlos Mazon, sabedor de que solo dispone de una oportunidad para salir elegido presidente de los Valencianos, si no quiere que el líder gallego termine con él y por tanto, con uno de los pocos vestigios del casadismo (y del ripollismo) que aún sobreviven en el partido.
Algunas voces atestiguan el nerviosismo que se respira entre los populares alicantinos, huérfanos de liderazgo y temerosos de que Mazón suponga cuatro años más de Botanic. La escuela Sergio Rodríguez no sería más que otro torpe movimiento para apelar a las emociones y azuzar a las bases, aunque el asco que ha producido la interesada estratagema podría resultar contraproducente para la dirección, perdiendo votantes incluso entre los suyos.
