Ahí lo tienen Ustedes, vendiendo naranjas en uno de los viales más importantes de Playa Albir, en Alfaz del Pi. El vendedor no es un agricultor ni mucho menos, es un sátrapa que estuvo 22 años como alcalde en esta localidad de la Marina Baixa, vara de mando que perdió en el año 2002 al no poder justificar su enriquecimiento, que por aquel entonces escandalizó al pueblo entero.
Hablamos de Toni Fuster, un socialista infame, ladrón como pocos, que fue protagonista en la prensa nacional en el año 1990 al saltar a la palestra los escándalos del hermano del entonces vicepresidente del gobierno de España Alfonso Guerra, «el hermanísimo», dado que este impresentable le puso la alfombra roja en el Ayuntamiento alfasino a los superiores para que la corrupción entrase de lleno en el pueblo.
Los escándalos no se ciñeron a aquella causa, que movió y removió miles de millones de pesetas, sino que derivaron en acciones de corrupción inimaginables, como fuera cuando su hermana, haciendo de presunta testaferro, puso a su nombre media Sierra Helada por aquel artículo 255 de la Ley Hipotecaria, donde cualquiera podía ir al Notario, posteriormente al Registro de la Propiedad, y decir que tal o cual tierra era de su propiedad sin más.
Aquella ley provocó dolores de cabeza a miles de familias en España, pero en el caso del ex alcalde socialista alfasino, su intención era la de construir un puerto deportivo en un paraje natural, en la Cala de la Mina, con un hotel de lujo, que hubiese supuesto destruir una de las zonas naturales mejor conservadas de la costa española, y por supuesto, miles de millones para este sinvergüenza sin parangón en la historia de la corrupción de España.
Aquel puerto deportivo se llegó a editar en folletos publicitarios destinados a la Feria Thomson de Londres, donde l´Alfàs del Pi iba a acudir a promocionar su oferta turística. Imposible superar el grado de corrupción en un político que se sirvió de la bondad de su pueblo y la inocencia de muchos de sus vecinos
Fue alcalde entre 1979 y 2002, donde una moción de censura promulgada por el PP y PSOE lo echó del poder y relegaron a la oposición. Poco más tarde, por sentencia judicial, tuvo que abandonar su escaño de concejal por inhabilitación en otro caso más de corrupción en el que se vio inmerso y denunciado este bulto sospechoso de la vida pública de l´Alfàs del Pi.
Pero antes de aquella moción de censura se descubrió que su patrimonio se había incrementado de forma multimillonaria, cuando él presumía de provenir de una familia humilde y sus ingresos eran mínimos. En uno de los varios informes periciales de la valoración de algunas de sus propiedades, algunas de ellas elevadas a escritura pública el mismo día, la suma superaba los 3.000.000 de euros del año 2002.
Aquellas denuncias, que no supo asumir pese a la irrefutable verdad de los hechos, le llevó a denunciar a compañeros y al periodista que había dado información al respecto. Perdió todos los juicios, todos sus recursos, pero sin embargo la cobardía del PSOE y de un PP que alcanzó por primera vez el poder en Alfaz, llevó a que el enriquecimiento no llegase a los Juzgados y se le hubiese obligado a devolver por sentencia todo lo robado al pueblo. De haber sucedido estas cosas ahora, hoy estaría en prisión.
En la actualidad lo que este hombre se embolsa cada mes por los alquileres de los locales y viviendas que llegaron a ser de su propiedad de forma corrupta se cuentan por docenas de miles de euros. Y pese a ello, ya le ven, haciendo la competencia a los pobres agricultores que no saben dónde vender sus naranjas. Él posee unos terrenos en El Albir, y no tiene escrúpulos en ponerse a vender el producto fuera de controles y pagos a la Hacienda Pública.
Esto podríamos decir que es el socialismo, pero vamos a dejarlo en que este tipo es el vivo ejemplo del mayor grado de corrupción que se forjó dentro del PSOE en los 80 y 90. Algunos de ellos robaron, roban….y encima vienen dando lecciones de honradez y años de historia, mucha de ella marcada por el latrocinio. Ustedes, amigos lectores, que son sabios e inteligentes, saquen sus propias conclusiones.