El centro derecha gana espacio a la izquierda, pero sólo el PSOE tendría opciones de formar Gobierno y siempre con nacionalistas e independentistas

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Transcurridos casi dos meses, en concreto 57 días, desde las elecciones generales del 28 de abril, el fantasma de la repetición electoral va, lentamente, tomando cuerpo. Según la encuesta de GAD3 , en el caso de que los ciudadanos sean llamados de nuevo a las urnas el comportamiento del cuerpo electoral sufrirá significativas modificaciones, aunque la gobernabilidad sería igualmente compleja.

Un mensaje se eleva sobre todos los demás: el votante español apuesta por las opciones más moderadas de izquierdas y de derechas en un refuerzo del bipartidismo al que hay que sumar la consolidación de Ciudadanos como tercera fuerza. Los populistas, a izquierdas y derechas, siguen instalados en la bajada iniciada en las autonómicas y municipales del 26–M. Tal vez esta realidad haya que vincularla a una reducción de la participación, desde el 75,7 al 70 por ciento.

Resurrección del PP

En el análisis pormenorizado por partidos, el más beneficiado en caso de repetición electoral sería el Partido Popular. Pablo Casado subiría 19 escaños hasta los 85 a costa de un importante batacazo de Vox (–15 hasta unos exiguos 9 diputados). Estos datos consolidan el resultado del 26–M, cuando una parte del votante de derechas recapacitó en su voto entregado a Vox en las generales y volvió a los populares. El PPconseguiría cuatro puntos más, hasta un 20,6 por ciento de sufragios; y Vox un 5,6%, lo que supone bajar a casi la mitad del 10,3% alcanzado el 28–A.

Sin embargo, el efecto «vuelta a casa» no sería suficiente para paliar la fragmentación que tanto lastra al centro-derecha. La suma de Partido Popular, Ciudadanos y Vox crece en cinco escaños hasta los 152, aún lejísimos de los 176 necesarios para gobernar.

El partido que preside Albert Rivera mejora levemente los resultados (+0,3%) y logra un escaño más, hasta los 58. Este resultado avala la estrategia de Albert Rivera de mantenerse firme en la decisión de no hacer presidente a Pedro Sánchez,eje de su campaña electoral del pasado mes de abril. La consolidación de Rivera supone que el comportamiento electoral no es sólo un refuerzo del bipartidismo, sino una apuesta del votante por los partidos que, entre otras cosas, no cuestionan las líneas maestras de la Constitución ni de la Unión Europea. Más moderación, más sosiego, sí a la democracia representativa.

El PSOE, claro vencedor

La victoria electoral del PSOE está fuera de toda duda. Además, los socialistas serían el segundo partido más beneficiado por unas nuevas elecciones al pegar un nuevo mordisco a Unidas Podemos:Sánchez subiría 2,1 puntos porcentuales y 7 escaños hasta los 130.

Enfrente, Unidas Podemos y sus confluencias confirmarían su tendencia a la baja, sin duda influenciada por la sucesión de problemas internos arrastrados desde Vistalegre 2, así como por el desgaste en el liderazgo de Pablo Iglesias. En esta ocasión, la bajada registrada por la encuesta de GAD3 es de 1,3 puntos y 8 escaños, hasta los 34: muy lejos de los 71 alcanzados en las elecciones de 2016. En conjunto, PSOE y Podemos suman un escaño menos, 164, que el 28–A.

El análisis de los resultados de los cinco grandes partidos nacionales obliga a preguntarse por la gobernabilidad. Ahí las novedades son escasas: solo el Partido Socialista podrá liderar una iniciativa para formar Gobierno, siempre de la mano de Unidas Podemos y de terceros partidos regionalistas, nacionalistas e independentistas. El conjunto de escaños a repartir entre estas formaciones también se ve reducido, al pasar de 38 a 34, pero su influencia en la gobernabilidad seguirá siendo decisiva.

La única opción de formar un Gobierno estable entre los partidos nacionales pasa por un acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos, imposible a tenor de la firmeza mostrada por Albert Rivera, pero viable si se observan giros protagonizados por este partido con anterioridad. Las presiones desde distintos ámbitos de la sociedad seguirán tratando de convencer a ambos, pues no es sólo Rivera quien lo rechaza:la petición de Pedro Sánchez a Cs, y al PP, para que se abstengan a cambio de nada revela su escaso entusiasmo por tal acuerdo. Dicho todo esto, la suma de socialistas y liberales es un canto a la estabilidad:188 escaños.

Transcurridos ya 57 días desde las elecciones, la única opción factible para que Pedro Sánchez sea investido presidente de nuevo pasa por que el líder del PSOE revalide un acuerdo muy similar al de la moción de censura, una especie de «Frankenstein 2» junto a Podemos y con el necesario apoyo de alguna formación independentista. Sánchez seguiría en La Moncloa, pero atado de pies y manos por los mismos partidos que le impidieron aprobar los Presupuestos y le abocaron a las elecciones. Gobierno, sí, pero muy inestable. Por eso la opción de repetir elecciones va ganando peso, aunque aún deberán quemarse algunas etapas.

La amenaza de la repetición electoral beneficia claramente a los socialistas. La cuestión es hasta qué punto puede también servirle para sus negociaciones con terceros partidos.

Haya o no haya finalmente repetición electoral, lo cierto es que la apuesta del votante por la moderación va creciendo según la vieja máxima según la cual los experimentos es mejor hacerlos con gaseosa.

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