Imagina la noche de Halloween: niños disfrazados pidiendo caramelos, familias paseando por las calles iluminadas… y de repente, ¡el infierno se desata en Carabanchel! Tres coches de lujo –dos Audi negros robados y un Maserati reluciente– embisten como bestias salvajes un Volkswagen Golf inocente en la calle Antonio López, número 65. Disparos al aire, ¡al menos 15 balazos! El conductor, arrastrado a la fuerza por encapuchados armados, desaparece en la oscuridad. Vecinos se tiran al suelo, una mujer colapsa en crisis de ansiedad, y el barrio entero tiembla. ¿Un guion de película de acción? No: el secuestro brutal de Juan María Gordillo Plaza, ‘El Niño Juan’, el rey de los aluniceros españoles, que ha vuelto vivo… pero marcado de por vida con una bala en la pierna como recordatorio mortal de sus deudas con el hampa.
El reloj marcaba las 20:45 horas del viernes 31 de octubre cuando el caos estalló en esta zona bulliciosa del sur de Madrid, pegada a Madrid Río y a pasos del Hotel Praga. «¡Se liaron a tiros! El coche quedó destrozado, pensé que era el fin del mundo», relata un taxista que lo vio todo desde su vehículo, el corazón en un puño. Una vecina, Diana, inmigrante ecuatoriana que llegó hace un año soñando con una vida mejor, se esconde tras un portal: «Tenía miedo de que una bala perdida me matara. Yo no crucé el océano para esto. Todo pasó en minutos, como en una pesadilla». El Golf de ‘El Niño Juan’ –a nombre de una familiar para despistar– yace abandonado en la perpendicular Marqués de Jura Real, con el lateral hecho trizas e impactos de bala que gritan venganza. Uno de los atacantes incluso se rezagó para barrer casquillos y arrancar matrículas falsas, como en una operación militar.
La Policía Nacional irrumpe con un despliegue masivo: la Brigada Científica acordonando el asfalto salpicado de plomo, el Grupo 12 de Secuestros al mando. Horas después, en la AP-41 rumbo a Toledo, hallan uno de los coches: un Audi con el extintor vaciado para borrar huellas dactilares y ADN. ¡Profesionales del crimen! No hay denuncia –típico en estos ajustes de cuentas–, pero las fuentes cercanas a la investigación lo confirman: la víctima es ‘El Niño Juan’, 38 años, madrileño de pura cepa y leyenda negra con más de 120 detenciones. Este tipo no es un ladrón cualquiera: su banda suma 50 asaltos a camiones y naves, como el golpe maestro de 1,3 millones en móviles en Torrejón de Ardoz. Vive a lo grande –coches robados de alta gama, fajos de billetes en Instagram–, pero presume de precisión «militar». En 2013, el GEO lo cazó en un chalet de lujo por liderar una red de robos, extorsiones y secuestros. Hasta Interpol lo tiene en el radar por un plan fallido: ¡robar joyas imperiales en el Palacio de Fontainebleau para la mafia china!
Y el motivo del rapto? Deudas que queman como ácido. «Hace tiempo que lo querían en un maletero, se la ha liado a mucha gente», susurra un confidente al ABC. La mafia madrileña, harta de sus traiciones y facturas impagas, le mandó este «aviso»: una paliza salvaje durante 24 horas de cautiverio, culminando en un disparo en la pierna al liberarlo el sábado por la tarde. Ha reaparecido vivo, sí, pero cojeando y magullado, un mensaje claro: «Paga o la próxima es la última». La hipótesis policial es un ajuste de cuentas puro, aunque no descartan rencillas internacionales. Videos virales en redes capturan el pánico –gritos, sirenas, vecinos huyendo–, y Carabanchel, el distrito más poblado de Madrid con 274.000 almas, no duerme tranquilo. «Esto es como una película de Tarantino, pero en nuestro barrio», dice un tendero local, aún temblando.
Mientras la investigación avanza, ‘El Niño Juan’ se lame las heridas en las sombras. ¿Venganza consumada o el prólogo de una guerra callejera? En el corazón de Madrid, el crimen organizado acaba de rodar su escena más brutal. ¡Mantente alerta, porque en las calles de Carabanchel, la noche de Halloween fue solo el comienzo!
