«Banderita, banderita» por J.Antonio Corachán

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De la bandera española trata un conocido y popular pasodoble que se estrenó en Madrid el 19 de Octubre de 1919, obra del maestro Francisco Alonso con motivo del estreno de Las Corsarias. Y no pasó nada, nada de nada, a excepción claro está de los correspondientes aplausos del público. No hubo gritos de ¡libertad! ¡libertad!, no intervino la policía… cierto es que eran otros tiempos, otros los políticos, otros sus intereses y en fin, otra sociedad.

Pues bien, hace dos días en la localidad de San Juan de Alicante, Ayuntamiento regido por el socialista Jaime Alberoy seis concejales de su grupo político y cuatro de Ciudadanos, y en la oposición seis concejales del Partido Popular, dos de Compromís, uno de Vox y otro de Podemos, aconteció lo siguiente: Durante la mañana y por la rotonda de los Quesos paseaba una familia de unos doce componentes con una bandera española y un cartel que decía: “Gobierno dimisión”, sobre el rio Nervión no había ninguna. Los vecinos apludieron desde los balcones coreando a los viandantes con los gritos de ¡Libertad! ¡Gobierno dimisión!. Uno de ellos tuvo la idea de añadir música al evento con un himno nacional y otro infectado por el socio-comunismo llamó a la policía. Acudieron varios coches patrulla, motoristas, “lecheras” anti-disturbios y policía secreta… todo un esperpento.

Es incalculable el número de mandos imbéciles capaces de obedecer las órdenes que de una u otra forman dimanan del irresponsable feministro Grande Marlasca. Lamentable que parte de nuestros impuestos se destinen a alimentar esos estómagos agradecidos o a medallas colgadas en su uniforme. ¿Dónde estaban esos mandos cuando sus jefes prometiron cumplir las leyes? ¿En la taberna de la Moncloa del Marqués de la Mentira a la espera del ascenso? ¿En Galapagar en la garita junto al chalet del Duque de la Chaqueta Alquilada esperando las medallas? ¿En una reunión del Polit-Buro?.

Recordamos que la garita, oficialmente denominada “instalación fija” fue ofrecida por el feministro del Interior Grande Marlasca y emplazada en la vía pública y con licencia muncipal, a la entada de la parcela de 2.348 m² de los marqueses. En la Moncloa hay banderita (por imperativo legal) en la garita no hay banderita, hay… ¡Ay,Ay Ay! En ninguna de las dos, por lo visto, hay el menor atisbo de vergüenza política.

Ahora resulta que en un pais soberano un ciudadano no puede pasear con la bandera nacional, en cambio si puede pasearse con la republicana, chulearse con la estelada y regodearse con la arcoiris

Su Majestad el Rey de España en un acto castrense celebrado recientemente en Sevilla

¿Quién busca el enfrentamiento? ¿Quien siembra la semilla del desorden público? ¿Quién nos desgobierna a decretazos? ¿Quién un día promete y al minuto siguiente incumple su promesa? ¿Quién se cachondea de la legalidad? ¿Quién está día y noche, mañana y tarde sin tener la mayoría de los votos de esta fallida democracia haciendo fantasmadas?…

Imaginemos por un momento que en una democracia el número de delincuentes convictos y confesos por diversos motivos y causas penales hicieran una coalición. Imaginemos que su número fuera mayor que el número de ciudadanos legales.  Si en un momento dado tuvieran que votar, al final ¿quien acabaría en la cárcel?. Así de sencillo, decreto de despenalización de la delincuencia y decreto de penalización de la legalidad. En resumen ¿quien acabaria en la cárcel?. Y en nuestro caso de ahora mismo, como ya no nos quedan libertades ¿dónde estamos? ¿quien está realmente encarcelado?

José Antonio Corachán acierta en su comentario con un asunto que preocupa enormemente a los españoles en estos momentos de zozobra

Insisto, si la muchachada, mamarruchada y esperpento asentado entre los 58.000 m² de la Moncloa y los 2.300 m² del chalet de Galapagar son libres de hacer lo que les da la gana y el resto de ciudadanos no, ¿quién está en la carcel? Yo no he votado democraticamente para estar democraticament recluido. Yo he votado entre otras muchas razones para poder pasear libremente por las calles y avenidas con una bandera que es mía y con un cartel pidiendo la dimisión de quien me plazca. Con ello no invado libertad ajena alguna, no altero el orden público. Entre tanto este gobierno con su deshacer diario están liquidando y exterminando mis libetades, y por supuesto con su intervención policial, indignando,  exasperando y alterando el orden público.

En el supuesto caso de que lleguemos indemnes a octubre, me encantará ver al paso que vamos como desfilan las Fuerzas Armadas sin bandera, sobre todo a la Legión, iran mas lijeros. Ah, eso sí, con similar encanto al mio otros verán descender a nuestos paracaidistas con una hoz y un martillo. Pero con cuidado, sin ira, sin rencor, sin violencia, democraticamente libres.

José Antonio Corachán Marzal

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