¡El Supremo no solo encarcela a Ábalos; le regala a Puigdemont el cetro del caos parlamentario! Con la prisión provisional sin fianza dictada para el exministro y su asesor Koldo García, el Congreso de los Diputados se tambalea en un equilibrio de filigrana que favorece a Junts: ahora, una simple abstención de los independentistas podría bastar para derrotar iniciativas del Gobierno, dejando a Pedro Sánchez colgando de un hilo numérico que se ha vuelto letal. El PSOE y sus aliados, que sumaban 172 votos contra 171 de la oposición, pierden el colchón de Ábalos –suspendido de derechos pero aferrado a su escaño–, creando un empate técnico donde las abstenciones de Junts inclinan la balanza hacia el bloque PP-Vox-UPN. ¡Imagina: presupuestos, reformas energéticas o leyes clave al albur de Carles Puigdemont, quien ya ha demostrado su poder en votaciones recientes como la del camino de estabilidad o el cierre nuclear –un vendaval que acelera la crisis interna en Ferraz y pone a Sánchez contra las cuerdas en un hemiciclo de 349 escaños donde cada ausencia duele como un puñetazo!
La maquinaria judicial del Supremo ha sido implacable: el juez Leopoldo Puente, al decretar la prisión por «extremo riesgo de fuga», ha activado un dominó que llega directo al corazón legislativo. Francina Armengol, presidenta del Congreso, ha iniciado el trámite exprés para suspender los derechos de Ábalos –un proceso que culminará en horas con confirmación del Alto Tribunal–, dejándolo como un «diputado fantasma»: conserva su acta intransferible, pero pierde el sueldo fijo de 3.236 euros brutos mensuales, los 2.078 euros extras para diputados no madrileños, intervenciones en plenos y comisiones, integración en grupos parlamentarios y acceso a documentos públicos. Solo le queda la inviolabilidad por opiniones parlamentarias, un escudo que podría usarse para soltar bombas desde la celda de Soto del Real. Numéricamente, el Congreso sigue con 350 diputados y mayoría absoluta en 176, pero en la práctica, el bloque pro-Gobierno (PSOE, Sumar, ERC, EH Bildu, PNV, Podemos, BNG y Coalición Canaria) cae a 171 votos efectivos, igualando al de la oposición (PP, Vox y UPN).
Este giro no es un tropiezo; es un terremoto que empodera a Junts como nunca. Los catalanes, con 7 escaños, ya han jugado sus cartas maestras: absteniéndose hace dos semanas, permitieron que el Gobierno retirara una enmienda del PP sobre el cierre de nucleares, salvando la propuesta por los pelos. Pero en la votación del 28 de noviembre sobre el camino de estabilidad presupuestaria, su oposición abierta –sumada a los votos en contra de PP y Vox– podría tumbarla si Ábalos no está. Fuentes del Congreso lo pintan negro: «Una abstención de Junts en un empate a 171 sería mortal; el reglamento favorece la oposición en ties». Puigdemont, desde Waterloo, huele la oportunidad: su partido, que ya negocia con saña cada ley, gana un as en la manga para presionar por amnistía, indultos o transferencias, convirtiendo cada iniciativa ejecutiva en un pulso de alto voltaje. El PSOE, con bases indignadas y un Gobierno en modo supervivencia, ve cómo esta ausencia amplifica el poder de los independentistas: «Puede pasar cualquier cosa en votaciones clave», susurran en Ferraz, temiendo que el «diputado en la sombra» de Ábalos acelere fracturas internas.
Las implicaciones son un dominó imparable: sin el voto de Ábalos, Sánchez depende más que nunca de ERC, Bildu y PNV para alcanzar quórum, pero Junts se erige como el rey de las abstenciones –un veto silencioso que podría bloquear presupuestos, reformas laborales o leyes europeas. El PP celebra como un festín: «El sanchismo corrupto se desmorona, y Puigdemont dicta sentencia», ironizan, mientras Vox clama dimisiones en cascada. En Moncloa, el silencio es ensordecedor: apelaciones al Constitucional en marcha, pero el daño numérico es irreversible hasta que Ábalos salga o renuncie. ¿Usará su inviolabilidad para «embarrar» a excompañeros desde la cárcel, o el PSOE lo aislará como un paria? Una cosa es segura: este encarcelamiento no solo hunde a Ábalos; redibuja el mapa del poder, con Puigdemont como el nuevo árbitro supremo.
En Agencia6, el pulso parlamentario late con esta abstención letal que podría derribar gobiernos: ¡Ábalos en prisión, pero su vacío es el arma más afilada de Junts! Sigue las votaciones clave en nuestras redes para análisis al minuto – porque en un Congreso de equilibrios imposibles, una silla vacía vale más que mil discursos.
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