El huerto ecológico «inolvidable» de Benidorm

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OPINIÓN

Recuerdo que una mañana invernal de hace dos años el Sr. González de Zárate y la Sra. Pellicer, ambos concejales de nuestro Ayuntamiento (el de Benidorm, capital mundial del turismo hasta hace cuatro días), nos convocaron a algunos consejeros del Consejo Vecinal junto a la parcela del Geriátrico para comunicarnos que junto a la citada parcela y en la parte que linda con el Parque Foietes (terrenos por el que se pagaron 4.400.000 euros en lugar de los 400.000 acordados con la familia De Bergia), se iban a utilizar unos metros de terreno sobrante en la pinada para acondicionar un huerto ecológico.

El fantasma del “Huerto Ecológico” no era nuevo, venía ya de antiguo, venía de la anterior legislatura en la que el entonces alcalde Sr. Navarro (socialista, por supuesto, que en Paz Descanse) acomodó unos metros del Barranco de Xixo dotándolos de agua, un cercado metálico, un vial rústico de acceso y una zona de aparcamiento cercano. Lo que se conoce como un «lujo medioambiental sostenible progresista»

El huerto ecológico no llegó a inaugurarse porque la Confederación Hidrográfica del Júcar impuso su veto por no haberlo autorizado puesto que esa zona, como barranco natural, es de su exclusiva responsabilidad.

Curiosa «responsabilidad irresponsable» cuando en ese mismo emplazamiento a escasos 50 metros al norte hay una vivienda ¿? en pleno cauce del barranco, a otros 45 metros al oeste hay unas barracas de madera utilizadas por una asociación de palomas deportivas y a otros 55 metros al sur se han construido varios chalets ocupando parte del barranco. Mucho mas curiosa es la irresponsable responsabilidad cuando en ese mismo barranco aguas arriba está cruzado por el tren de la Generalitat Valenciana (ahora llamado TRAM), y prácticamente ocluido por la variante de la N-332.

En ese barranco se han producido varios conatos de incendio y su limpieza ha sido y es mera utopía. Por todo ello me resulta curiosa la «responsabildad intermitentemente irresponsable». Para unos, todo (la socorrida “vista gorda”) y para otros, nada (“legalidad pura y dura”).

Resultado: los vecinos nos quedamos sin el “Huerto Ecológico”, sin el aparcamiento, actualmente de uso y disfrute del apartohotel Terra Alta y sin las pistas de petanca prometidas en su emplazamiento. Pero no pasa nada, mientras los vecinos sigamos pagando nuestros impuestos y “calladitos”… todo el mundo es bueno y cada cuatro años ¡a votar!.

Volvamos por un momento a la reunión de los concejales y los consejeros junto al geriátrico. Yo de agricultura se tanto como del contenido de las famosas maletas que llegaron a Barajas desde Venezuela, pero sí alcanzo a saber que un huerto, por muy ecológico que sea, en una pinada bajo los pinos no tiene futuro y si lo tiene es el mismo que un aparato de radio en una reunión de sordos. Es decir, suerte que no prosperó el huerto en la citada zona.

Pero ni importa, la idea del Huerto Ecológico ha perdurado hasta nuestros días hasta el punto de verse comprometida su instalación en el barrio de l’Horta junto al Camí de la Parva, pero esta vez a lo grande, con 8.500 m2 en los que en principio se asentarán 50 parcelas que sumadas a las 74 ya existentes en Els Tolls y La Cala darán un total 124 parcelas. A este ritmo llegaremos a alcanzar la parcela por vecino censado en poco tiempo.


Y no me quejo, porque visto el fluctuante futuro del turismo, la agricultura ecológica ofrece un horizonte mucho más estable. No habiendo conseguido durante tantos años ser una Ciudad Turística tal vez consigamos ser una Ciudad Ecológica.

Así que nada, manos a las semillas y a los aperos que quien mueve la hazada, mueve el corazón. Conociendo como conocemos al rodillo político local y su transparencia, habrá que ver con detenimiento quién tiene acceso a las citadas parcelas y en qué condiciones, no sea que la adjudicación de las parcelas se convierta en votos cautivos arrimando el hombro y las hortalizas al “rodillo”.

Yo por mis problemas físicos seguiré camino del Mercadona añorando el Huerto Ecológico inolvidable. ¡Que aproveche!.

José Antonio Corachán Marzal.

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