En su esperada reunión durante la cumbre del G-20 en Osaka, Donald Trump y Xi Jinping han acordado este sábado una tregua a la guerra comercial que enfrenta a Estados Unidos y China desde hace algo más de un año. “Seguiremos con la negociación, que yo terminé hace un tiempo, y no voy a añadir más aranceles”, ha anunciado Trump en una rueda de prensa tras la conclusión de la cumbre. Además, ha asegurado que “las empresas tecnológicas estadounidenses podrán seguir vendiéndole sus productos a Huawei” pese a su reciente veto en la “lista negra” de Washington. Para permitir esta moratoria, argumentó que dichas firmas “le venden miles de millones de dólares y no estaban contentas porque es un asunto muy complejo”, por lo que dejará la cuestión de Huawei “para el final, para ver cómo evolucionan las negociaciones”.
Por su parte, la agencia estatal china de noticias Xinhua informa de que ambos han acordado “retomar las consultas económicas y comerciales sobre la base de la igualdad y el mutuo respeto”. Mientras los equipos negociadores de los dos países vuelven al diálogo, Xinhua asegura que “EE.UU. no impondrá nuevos aranceles sobre las exportaciones chinas”.
Tras la ruptura de los contactos en mayo, cuando un acuerdo parecía inminente, Trump había amenazado con aranceles de hasta el 25 por ciento sobre importaciones chinas por valor de 300.000 millones de dólares (263.000 millones de euros). Previamente, Washington ya había fijado unos gravámenes iguales sobre otros 250.000 millones de dólares (220.000 millones de euros) en importaciones, lo que significaría que prácticamente todas las ventas de China a EE.UU. iban a estar sujetas a tasas arancelarias. Una medida que no solo afectaba a ambos países, sino que se temía tuviera un impacto en la economía global, como había advertido el G-20 en esta cumbre.
En su entrevista, que ha tenido lugar tras el tercer pleno y ha durado 85 minutos, Xi le ha recordado a Trump las cuatro décadas de relaciones diplomáticas entre sus países. Aunque estas empezaron en 1979, el deshielo entre EE.UU. y China se remonta a 1971 en Japón, cuando sus equipos jugaron en el Campeonato de Tenis de Mesa de Nagoya iniciando la ya conocida como “diplomacia del ping-pong”. Desde entonces, ha sentenciado Xi Jinping, “un hecho básico no ha cambiado: China y EE.UU. se benefician de la cooperación y pierden en la confrontación”.