La globalización y la financiarización de la economía

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La inversión extranjera en España alcanzó el año pasado casi los 47.000 millones de euros, el 70% más que el año anterior, y el nivel más elevado en toda su historia. El grueso de estas operaciones se canalizó hacia el sector inmobiliario y fueron realizadas por los grandes fondos de inversión internacionales. Volvemos a ser la excepción. Durante los años del boom este país construía más viviendas que Francia, Alemania y el Reino Unido juntos. Ahora, somos el que más viviendas vende a los fondos internacionales.

Con estas operaciones España se convierte en uno de los puntos calientes de un proceso de globalización muy particular con todas sus ventajas e inconvenientes. En general la afluencia de capital extranjero hacia un determinado país es un signo de confianza. Sin embargo, no todas las inversiones foráneas son beneficiosas para todos. Una parte significativa de las inversiones en inmuebles en España, efectuadas por gigantescos fondos de inversión, suponen una pérdida de derechos para muchos inquilinos porque los nuevos propietarios tienen otros objetivos que la renovación de los alquileres. ¿Convienen a todos estas operaciones? Sorprende la ausencia de debate político sobre las condiciones y conveniencia de estas inversiones que reflejan la debilidad de los Gobiernos ante la creciente potencia de las multinacionales.

La globalización y la financiarización de la economía afectan cada vez más directamente las condiciones de vida de los ciudadanos. Un excelente análisis de esta realidad figura en Economia Mundial. Desconstruint el capitalisme global, una obra realizada por un equipo de profesores de la Universidad de Barcelona. En el libro, coordinado por la profesora Gemma Cairó i Céspedes, han participado Ramon Franquesa, Irene Maestro-Yarza, Xavi Martí-González y Juan Carlos Palacio Cívico, discípulos de los economistas marxistas Javier Martínez Peinado y José María Vidal Villa.

Los autores explican que “la globalización productiva implica un proceso de reorganización de la producción a escala mundial con el protagonismo de agentes económicos de ámbito supranacional: las empresas transnacionales”, denominadas también “autoridad paralela”. La importancia de estas compañías se destaca al señalar que “el 40% de las 100 principales economías del mundo son empresas”. Y precisan que las empresas “Royal Dutch Shell o Walmart tiene más peso que el Producto Interior Bruto de países como Argentina, Austria, Sudáfrica, Malasia o Portugal”. Esta realidad se ha desorbitado recientemente con el despegue de Microsoft, Apple, Amazon y Alphabet.

Cairó observa “la retirada de los Estados de sus competencias tradicionales frente a unas multinacionales cada vez más grandes”. Al mismo tiempo señala las estrategias que adoptan las multinacionales mediante la inversión extranjera directa a través de filiales. Y sobre todo subraya la asimetría de la globalización por el desigual reparto de beneficios entre los países implicados. Ante esta nueva realidad tiene sentido la propuesta de la senadora demócrata Elizabeth Warren de  trocear y limitar el poder de Facebook, Google y Amazon.

Fuente: El País

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