VOX se pega un “Macarenazo” en las andaluzas obteniendo solo 14 diputados.

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Vox se había propuesto una serie de objetivos en Andalucía, necesarios para que la formación de Santiago Abascal pudiera hablar propiamente de “éxito electoral”: Superar la barrera del 20%, situarse como aliado clave del PP para facilitar la gobernabilidad del palacio de San Telmo y finalmente, convertir a la candidata Macarena Olona en presidenta, o vicepresidenta de Andalucía. Eso como mínimo.

Con el 100% escrutado y solo 14 escaños en su haber, Vox no puede hablar en ningún caso de triunfo, puesto que la exigua mejora en sus resultados no ha servido para alcanzar ninguno de los objetivos planteados y ha demostrado que ni siquiera una primera espada como Olona, garantiza ya el éxito de la formación verde.

La campaña de Vox comenzó muy mal. El tardío y tibio anuncio de Olona como candidata por pate de Santiago Abascal, era solo el preludio de una serie de fallos de estrategia encadenados e incomprensibles: Empadronamientos cuestionables, debates histriónicos, programas inexistentes, la sobreactuación de la candidata alicantina, o un parón de tres días en la agenda de Olona, que luego no fue tal, son solo algunos ejemplos de la caótica campaña.

Abascal supervisa a Olona en un momento de las andaluzas

Responsables

La chapuza de las andaluzas ha sido de tal magnitud, que no pocos expertos en estrategia política han creído ver en el desastre del macarenazo, la sombra de una “improvisación cuidadosamente planeada”. Si algo caracteriza a las campañas de Vox es su metódico análisis, centralizado y dirigido siempre desde Madrid por algunos de los mejores especialistas del mundo en big data y estrategias de comunicación, por lo que el patinazo en la campaña  andaluza no parece casual.

Desde hace meses, los mentideros de Madrid apuntaban a Abascal como el cerebro detrás de la candidatura de Olona, no con la intención de mandar a sus mejores hombres a luchar las batallas autonómicas sino más bien con la de quemarlos en provincias cuando comenzaban a hacer sombra a su figura de líder nacional, más bien mediocre.

Mucho se ha hablado del fichaje de Alvaro Zancajo como director de la campaña de Olona, responsabilizándolo de los errores que han marcado su estrategia, pero parece olvidarse que este solo fue designado como respuesta de la candidata para independizarse del comisario político primeramente designado por Madrid para controlar sus pasos, nada menos que Coco Robatto, apodado el ‘Peaky Blinder‘ ,asesor personal de Abascal que se virilizó por sus ridículos estilismos durante las elecciones de Castilla y León.

Discurso de Meloni durante la campaña andaluza

Desde la “brillante” idea de traer a la amiga de Buxadé, la líder del partido neo-fascista Fratelli d’Italia, Giorgia Meloni, para hacer en plena campaña un aterrador revival de los grandes éxitos de la Italia de Mussolini, hasta la idea de que fuera Abascal y no la candidata, quien cerrase la campaña, ponen a Madrid en el epicentro del problema y a Santiago Abascal como el evidente culpable del agotamiento de la fórmula que, más que a Macarenazo, empieza a sonar a Abascalazo.

La noche electoral del 19-J condenaba a uno de los activos más importantes de Vox al ostracismo, apagando definitivamente la estrella política de Olona. Pierde Vox, pero gana Abascal, que ya no tiene quien le haga sombra en el congreso, aunque el precio a pagar en el corto, cortísimo plazo, pueda ser el futuro de toda su formación.

Consecuencias

Parece que la lectura en clave nacional que Vox ha querido hacer de las andaluzas es más consciente y acertada de lo que a simple vista parece. Los rumores de Javier Ortega Smith como futuro candidato a Castilla La Mancha, o de Jorge Buxadé para la Comunidad Valencia, repitiendo la fórmula de poner a las caras más reconocibles del panorama nacional como barones autonómicos, resulta extraña a solo un año de las generales y solo puede significar dos cosas:

O bien el ego de Abascal es tan grande, que le hace incapaz de compartir con sus socios de partido los ministerios que le corresponderían de entrar a formar un más que probable gobierno nacional con el PP, o bien el líder verde es perfectamente consciente de que Feijoo no necesita a su formación para gobernar y que el declive de Vox ha comenzado igual que lo hizo su primer gran éxito, con unas elecciones andaluzas, convirtiendo a las futuras autonómicas en un «sálvese quien pueda» para los líderes de un partido condenado a desaparecer.

Ortega-Smith confraterniza con un dinosaurio en el Stan de Cuenca en FITUR

Decía Pablo Iglesias siendo aún líder de Podemos, que «hacer política es cabalgar contradicciones«. No dejaría de ser irónico que Vox, el único partido que reniega de las autonomías, encontrase en ellas su refugio ante el invierno político que se le avecina.

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