Ayer domingo saltaron los teletipos a primeras horas por un terremoto de 5.3 grados en la Escala de Ritcher en Zagreb, movimiento sísmico que provocó la salida a la calle de sus habitantes pese a estar confinados en sus domicilios como en España por el coronavirus.
Los daños fueron considerables en la parte «austro-húngara» de la ciudad, la parte vieja, que se vio afectada en muchos de sus edificios emblemáticos, entre otros la Catedral de Santa María, donde una de sus dos agujas de la fachada principal se vino abajo.
En la capital croata han tenido dos réplicas de 3.8 grados, que han coincidido con los dos movimientos registrados en el Golfo de Valencia, que ya ayer ofreció un primer seísmo de 3.7 a media tarde, unido a los dos de hoy de 2.4 y 2.2 grados respectivamente. El último de ellos ha sido esta mañana a las 10.28 horas, habiéndose sentido en la capital valenciana y pueblos de todo su contorno.
Según los sismólogos, estas réplicas se enmanrcan dentro de una «normalidad» hasta que las placas tectónicas que los han provocado encuentren su espacio natural.
El terremoto de ayer en Zagreb (Croacia) ha sido el más fuerte registrado en la ciudad en los últimos 140 años según informa el gobierno croata.