La izquierda alternativa se retuerce en un drama digno de telenovela: mientras Podemos e IU cierran un pacto exprés para reeditar Unidas por Extremadura (sin rastro de Sumar), Yolanda Díaz, la vicepresidenta que aspira a unir a todos, podría saltar la valla y hacer campaña por ellos. Sí, has leído bien: fuentes cercanas a la líder de Sumar no descartan que Díaz pise el barro extremeño para llenar plazas y dar oxígeno a Irene de Miguel, candidata de la coalición morada-verde. ¿Un guiño de unidad o un pulso a su propio partido? Esto podría ser el primer test para las autonómicas del 21 de diciembre, y ya huele a recomposición (o explosión) del espacio a la izquierda del PSOE. TikTok, prepara los edits de «familia disfuncional»: memes de Díaz bailando con Belarra incoming. ¿Salvadora o infiltrada? Vamos al lío.
El detonante es el adelanto electoral de María Guardiola (PP), que disuelve la Asamblea extremeña y convoca comicios para pleno diciembre –justo en Navidades, para joder a la oposición–. En 2019, Unidas por Extremadura (Podemos + IU + Alianza Verde) arañó 4 escaños de 65, un oasis en un desierto donde la izquierda radical no ha cuajado nunca. Ahora, con la fractura estatal entre Sumar y Podemos en ebullición (tras rupturas en Andalucía y Castilla y León), los morados de Ione Belarra y los comunistas de IU optan por la tregua territorial: reeditan la coalición sin tocar a Díaz. «Unidas funciona, tiene identidad propia y no necesita el sello de Yolanda», sueltan fuentes de Podemos, que ven en esto un veto simbólico a Sumar, el partido de la vicepresidenta con implantación «testimonial» en Extremadura (ni estructura ni coordinadores locales).
Pero aquí viene el twist: el entorno de Díaz argumenta que es «un activo de primer orden» para la izquierda, un imán para movilizar votantes en un feudo histórico del PSOE donde la alternativa necesita un empujón. Fuentes próximas no cierran la puerta a un «acto de presencia» en la campaña de De Miguel –la secretaria general de Podemos Extremadura, que lidera la lista–. «Es pronto para definir, pero pactar una convocatoria con sus equipos sería lógico», insisten. De Miguel, una unitaria de manual (apoyó confluencias incluso en 2023, con Podemos y Sumar ya a tortas), podría ser la llave: su ok sería un desafío directo a Belarra, que el martes bendijo la coalición como «el único proyecto transformador» y la vendió como el «primer paso autonómico para poner a la izquierda en pie». Fuentes estatales de Podemos se callan como muertos ante la hipótesis Díaz, remitiéndose a ese mantra anti-Sumar.
El panorama es un rompecabezas: Sumar se inclina por un «apoyo externo» (sin entrar en listas), con Díaz y ministros como posibles invitados estelares. No forzarán, dicen, porque el tiempo apremia y el foco está en Andalucía (donde Podemos va solo) o Castilla y León (15 de marzo, sin pacto). IU, por su parte, celebra la tregua pero deja la puerta entreabierta: «Más fácil revalidar lo existente, pero decidimos autónomamente». Analistas lo ven como un «doble rasero» de Podemos: pactos donde Sumar no pinta nada (Extremadura, Navarra), pero solos donde duele (Andalucía). ¿Venganza de Pablo Iglesias, que aún duele por la «traición» de Díaz? Fuentes de Sumar lo niegan: «Extremadura trasciende marcas; es un espacio abierto».
Esto no es solo regional: las urnas extremeñas podrían ser el termómetro de la «izquierda en pie» que clama Belarra, o el principio del fin de la fragmentación pre-2027. Si Díaz entra, une (y cabrea a los suyos); si no, Sumar se debilita en su primer gran test post-generales. Mientras, Guardiola se frota las manos: divide y vencerás. ¿Qué pasará? ¿Díaz en Mérida con De Miguel, o foto en solitario? La izquierda, unida en la bronca. TikTok, ¿quién gana el drama? Comenta tu teoría, dale like si quieres updates en vivo y suscríbete para no perderte el culebrón.






