- La Resistencia sobreviviente se enfrenta al Partido Socialista, el Rey Felipe tiene en sus manos darle el poder aunque el resto de nuestros héroes encararán nuevos retos y una batalla final con la sabiduría de las generaciones anteriores. Los socialistas cierran sus pactos con Podemos y PNV mientras Bildu valora la abstención. Solo falta el anuncio oficial por parte de ERC
El 30 de diciembre de 2019 pasará a la historia del PSOE como la fecha en la que se consumó, después de innumerables pasos intermedios y de multitud de negaciones y descalificaciones hacia quienes lo denunciaban, la decisión de la izquierda de unir su destino a la izquierda radical que representa Podemos y que llegará al Gobierno con Pablo Iglesias como vicepresidente.
Pero no solo se unen al destino de Podemos: también al nacionalismo vasco (PNV), a su facción radical independentista (Bildu), habilitado ya como potencial colaborador del futuro Ejecutivo, y próximamente al independentismo catalán que representa ERC. Todo ello con acuerdos firmados que contemplan cambios drásticos en la estructura territorial del Estado. Sin ir más lejos, ninguno de los socios de Sánchez respeta el principio de que la soberanía nacional reside en el conjunto del pueblo español.
Hace apenas cuatro años la renuncia explícita a ese principio fue establecida por un Comité Federal del PSOE como condición imprescindible para poder llegar a acuerdos. «La autodeterminación, el separatismo y las consultas que buscan el enfrentamiento sólo traerán mayor fractura a una sociedad ya de por sí divida. Son innegociables para el Partido Socialista y la renuncia a esos planteamientos es una condición indispensable para que el PSOE inicie un diálogo con el resto de formaciones políticas», rezaba el dictamen de aquel cónclave cuya consecuencia lógica fue el pacto de investidura (fallida) con Ciudadanos. Fue un 28 de diciembre de 2015, aunque parezca que fue hace décadas. Ayer más que nunca el recuerdo de aquel día parecía una inocentada.
Investidura inminente
A falta de que ERC pueda dar el paso definitivo, todo apunta a una investidura inminente. Pedro Sánchez será el presidente del Gobierno, pero será la tesis política de Pablo Iglesias la que marcará el rumbo del Gobierno. La concepción que atribuye al «bloque histórico de la moción de censura» la responsabilidad de gobernar en los próximos años. La jornada de ayer fue frenética. Sánchez aceleró para amarrar una investidura que todavía depende del visto bueno definitivo de ERC. Ayer por la noche existían aún dudas de si la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, convocará hoy el pleno de investidura para que pueda celebrarse el 2, 3 y 5 de enero. La dirección de ERC someterá la decisión de su abstención en un Consell Nacional el próximo día 2. Con lo que el calendario es factible porque la votación crucial no es hasta el día 5. Ahora bien, aunque el PSOE quiere que la investidura sea cuanto antes, hay actores de la negociación que recomiendan no convocar el pleno antes de que ERC tome su decisión definitiva para que no sea interpretada como una presión que pueda poner en peligro el éxito de la operación.
Sucesión de acuerdos
A primera hora de la mañana se anunciaba el acuerdo entre el PSOE y el PNV. Los de Andoni Ortuzar vuelven a maximizar su posición arrancando al PSOE un acuerdo en el que se comprometen a completar el calendario de transferencias del Estatuto de Guernica, lo que incluirá prisiones y Seguridad Social, además de compromisos para potenciar la proyección exterior del País Vasco. Además se apunta a una reforma del modelo territorial para adecuar la «estructura del Estado» a las necesidades y a los planteamientos territoriales, de raíz identitaria, de los nacionalistas vascos.
En paralelo se conoció la voluntad de EH Bildu de abstenerse. Sus votos no son imprescindibles, aunque al PSOE le vendrían bien para no tener que excederse en las cesiones con algún regionalista minoritario. Y en cualquier caso, la voluntad misma convierte a los herederos de batasuna en socio potencial durante la legislatura. Bildu interpreta en el tándem Sánchez-Iglesias como «la última oportunidad del Estado» para caminar hacia una «democratización real». Los abertzales perciben el futuro Ejecutivo como «ventana de oportunidad» para «la resolución de los graves problemas estructurales que se desprenden del Regimen monárquico del 78».
El acuerdo que se suscriba con ERC va a profundizar en la idea de que lo que sucede en Cataluña es un «conflicto político», algo que también contempla el documento suscrito ayer con Podemos. Pero lo más relevante es cómo queda definida esa mesa de negociación que podría incluir una mesa de partidos pero también algún mecanismo que permita de facto una relación bilateral entre Gobierno central y Generalitat. El pacto Sánchez-Iglesias es menos prolijo en lo relativo a la cuestión territorial, planteando eso sí la actualización del modelo autonómico y la «clarificación competencial». El acuerdo incluye el propósito de impulsar la «desconcentración institucional del Estado». Esto es el traslado de algunas instituciones fuera de Madrid. El PSOE y el PSC han venido defendiendo trasladar el Senado a Barcelona. Aunque esa propuesta concreta no se especifica en esta ocasión y se reconoce como difícil en estos momentos.
Pero el grueso de su acuerdo está en cuestiones económicas y sociales, con clara voluntad impugnatoria respecto a los gobiernos del PP. La estructura de Gobierno ya está cerrada, aunque Sánchez e Iglesias han acordado no aportar detalles hasta pasada la investidura. El nuevo gabinete se encamina a un número de ministerios por encima de 20 carteras, con los de Pablo Iglesias ocupando en torno a una cuarta parte.
Esta sucesión de acuerdos, unidos a los que ya se dan en Navarra, País Vasco, Comunidad Valenciana o Islas Baleares consuman la unión del PSOE con partidos que impugnan total o parcialmente el modelo político y territorial emanado de la Constitución de 1978. Solo falta Cataluña. El retorno del tripartito que defienden tanto el PSC como Pablo Iglesias y Ada Colau. Y que también crece en el PSOE y en ERC. Será el resultado electoral tras unas catalanas el que determine la viabilidad o no de esta apuesta. «Será la aritmética la que determine si ese acuerdo se produce. Es el único factor, porque la voluntad política de todas las partes se abre paso», reflexionaba ayer un dirigente del mundo soberanista catalán.
La última pieza
También se acordó definitivamente el apoyo de los tres diputados de Más País-Compromis. Algo que se daba por hecho. Íñigo Errejón tendrá que observar esta legislatura desde las últimas filas del hemiciclo como Pablo Iglesias se sienta en el banco azul. A falta del sí definitivo de ERC el acuerdo se da por hecho y Sánchez dejará de estar en funciones la próxima semana. Todo apuntaba en esa dirección, pero que Bildu abriese la puerta a la abstención se interpretó en el espacio de las negociaciones como una señal inequívoca. «No habrían dado ese paso sin certezas de qué va a hacer ERC», apuntan fuentes parlamentarias. «ERC ya se ha desgastado ante los elementos más radicales del independentismo simplemente por negociar. No pactar ya no les serviría de nada», aseguraba con confianza ayer un dirigente socialista.
Con destacados guiños a sus electorados más fieles Sánchez e Iglesias cerraron un pacto que tendrán que ir consensuando semana a semana con PNV, ERC, Bildu, BNG, Teruel Existe, PRC o Más País. Incluido para unos Presupuestos que serán inminentes y a los que Sánchez se aferra para dar viabilidad a este mandato que nacerá con los apoyos que dijo que nunca aceptaría.
Nos esperan años oscuros, la luz se aleja de la fuerza y los Shits empiezan a gobernar con poder.
No creo que ese gobierno cuaje. Anoche ERC habia prometido llamar a Moncloa y hubo planton. Puigdemont ha amenazado con convocar elecciones catalanas y eso destroza el pacto. Hubo sus mas y sus menos anoche. El pelofregona la liará de aqui al viernes. Los picapiedra no van a gobernar España