Mucho tardaban en echarse mierda encima los siniestros políticos que
tenemos en Benidorm a costa de su incultura y la situación generada
por PP y PSOE en la mole de hormigón que iba a ser allá a principios
de siglo un Centro Cultural en toda regla. Como ven, hemos vuelto a
echar mano de las fotos del día de la puesta de la primera piedra del
edificio. Miren, comparen, y si ven a alguien mejor, van y lo votan.
En esa foto faltan los de la parte contraria de aquellos que
gobernaban en su momento. Ahí vemos a «farruquito» Ripoll, al entonces
alcalde Fenoll, a la entonces «dueña» de Valencia, Alicante y Benidorm
Señora Gema Amor, al fallecido senador Barceló, a su hija entonces
responsable de la cultura local, y a Camps, el inefable Camps, aquel
presidente del gobierno valenciano que negó todo a los pueblos de esta
comarca si no se desmarcaban como «campistas» en contra del entonces
vigente «zaplanismo». Es lo que sucedió con La Nucía, quien se llevó
ella sola las inversiones del Consell que debieron llegar a toda la
comarca, al declararse campista su alcalde Bernabé Cano. Así
cualquiera hubiésemos sido buenos alcaldes de nuestros pueblos.
Pues bien, una década y pico después de ser paralizadas las obras,
cosa que vino a coincidir con la moción de censura en Benidorm en
septiembre de 2009, andan a la gresca quienes han demostrado que por
este asunto, y por otros más importantes como la salud, no merecen ni
un voto en las urnas a su favor
Hay que ser miserables para jugar así con un pueblo. Populares que
bloquearon las obras cuando Agustín Navarro llegó al poder tras el
«bañulazo». Socialistas que gobernando desde 2015 en Valencia, no han
hecho nada salvo contar mentiras y dar largas a un proyecto imprescindible para una ciudad cosmopolita como Benidorm. No cabe más
miseria entre populares y socialistas tanto aquí como en la Capital
del Turia. Y que no nos vengan con monsergas, que todos ellos han
demostrado con carta certificada y acuse de recibo que son lo que son,
unos verdaderos inútiles.
Si mirasen por el pueblo, Toni Pérez y Rubén Martínez, acompañado de
Bigorra y Balastegui, se plantarían en Valencia a exigir la
finalización de las obras a un presidente que acaba de renovar
mandato. ¿Ustedes creen que lo harán?. Seguramente que a estos cuatro
churumbeles zangolotinos ni se les ha pasado por la cabeza hacer algo
así de forma conjunta. Ellos van a lo que van, y la cultura les
importa lo que están demostrando, un bledo.
¿Y ahora qué va a pasar?
Pues va a suceder que Benidorm seguirá sin Centro Cultural, con el Pere María derruyéndose por abandono, un hospital público que no llega, unos centros de salud prometidos que tampoco llegan, una comisaría de policía que sigue esperando que alguien se menee de verdad pensando en la ciudad, mierda por doquier en las calles, colapso circulatorio, corrupción política que atufa desde los cuatro puntos cardinales de la ciudad…..etc. Y mientras tanto, el pueblo sigue esperando conocer qué pasa con el «papelito» y los resultados de la comisión de investigación, sin olvidar Armanello, el saqueo por el asuntos del Parque de Foietes, el otro saqueo de la Fundación Cortés Roig…o la Fundación Ruzafa……o conocer quiénes se hicieron con los maletines que una hamburguesería ubicada en los aledaños del viejo cementerio fue entregando a políticos a la par que pagaba facturas de campañas electorales de unos y otros.
En fin….que estamos a doce días del jaque mate, y más bien vemos una
muerte anunciada para una ciudad que languidece, y que de momento la
salva sus playas y su clima. Si por los políticos fuese, la miseria
nos llegaría hasta el mismísimo cuello.
Quienes han gobernado desde ambos bandos ya han demostrado ser unos
zotes. Quienes quieren gobernar están viciados y huelen a corruptos a
unas cuantas leguas de distancia. Por tanto, el panorama es tan
desolador como es en estos momentos pasear por las calles y avenidas
de la ciudad. Imposible empeorar. Nunca más allá de la nada viene lo
peor, y en esas estamos en Benidorm.
