Pablo Casado y Albert Rivera tienen este lunes y martes en los dos debates televisivos consecutivos una oportunidad para remontar los resultados que prevén casi todas las encuestas. Los sondeos publicados, incluido el de EL PAÍS, concluyen que la derecha no suma mayoría absoluta, aunque no está muy lejos de lograrla. El de 40dB. para este periódico sitúa a PP y Ciudadanos a 20 escaños de los 176 de mayoría absoluta aun sumando a Vox. Casado y Rivera buscarán un golpe definitivo para la remontada. Pablo Iglesias está motivado porque cree que debatir es su especialidad. Y Pedro Sánchez intentará movilizar a la izquierda.
Pablo Casado tenía este domingo entradas para los toros en Sevilla. En Toledo, por la mañana, contó cuánto le fastidiaba perdérselos para ir a preparar el debate de este lunes, como le insistían sus asesores. Tras pasar la mañana en Toledo, donde quitó hierro a las encuestas que le dan al PP el peor resultado —“ha empezado la remontada”, dijo—, viajó a Madrid para reunirse con sus jefes de campaña y gabinete y con su directora de comunicación. Esta vez, en contra de lo que acostumbra, llevará papeles y trabajará contra los ejércitos de fact checking (comprobadores) de los medios. Quiere centrarse en economía y la unidad de España.
En principio, según fuentes de su entorno, Casado no atacará a Ciudadanos y se centrará en “el adversario común”, Sánchez y sus potenciales aliados (para el partido, independentistas, “proetarras” y “comunistas”. El líder del PP prefería un cara a cara con el socialista y entiende que al ser a cuatro contendientes, es más difícil que alguien gane o pierda, porque todo queda muy diluido al repartirse el tiempo para réplicas y contrarréplicas. “Esto no es la Superbowl”, aseguraban fuentes del entorno del presidente popular.
Después de que el sondeo de EL PAÍS haya situado la intención de voto al PP (17,8%) a más de tres puntos de la de Ciudadanos (14,1%), Rivera irá a los debates con la intención de contrastar su modelo territorial con el de Sánchez y disputar a Casado la hegemonía de la derecha. Fuentes de la dirección del partido naranja apuntan que su líder contrastará “entre la España de la nación de naciones del socialista o la nación de libres e iguales de Ciudadanos” y tratará de que se visualice la alternativa a Sánchez y su liderazgo en ella. Apretará al presidente para que aclare si indultará o no a los líderes del procés, una de sus cuestiones estrella.
Rivera llega al debate con la tranquilidad de haber sido muy claro en campaña con los pactos, dicen en su entorno y, a diferencia de las anteriores generales, acude descansado a la cita, porque ha cuidado especialmente el reposo en campaña y ha hecho deporte. Ciudadanos ve en cambio a Casado anímicamente tocado, ansioso, y eso cree que puede condicionarle en el debate.
Tanto el PP como Cs opinan que la ausencia de Vox le va a quitar foco en el momento clave, aunque matizan que Santiago Abascal habría sufrido mucho en un debate a cinco.
Sánchez abandonó a toda prisa el polideportivo de Alicante, donde el sábado celebró el acto central de campaña. Se reservó el resto de la jornada y todo el domingo para preparar los dos debates. Fuentes del PSOE sostienen que el PP resultará el más “perjudicado” por la ausencia de Vox. Pronostican que el discurso de Casado sonará todavía más duro sin Abascal en el plató.
El presidente mantendrá el perfil institucional que caracteriza su campaña. Sánchez focalizará el debate en Casado, dada su condición de candidato del otro partido que se ha alternado en el Gobierno con el PSOE, pero no descuidará a Rivera. A diferencia de 2015, cuando el PSOE perdía votantes por sus dos flancos hacia Podemos y Ciudadanos, el escenario es justo el contrario. El presidente, que lleva semanas preparando el debate, tratará de reforzar el miedo a la derecha y en especial a Vox, no solo en la izquierda sino también en los votantes de centro. Sánchez intentará no confrontar con Iglesias, ya que el PSOE necesita que Unidas Podemos no se hunda para evitar que la derecha logre la mayoría absoluta.
Iglesias considera los debates históricos y les da igual importancia que a estas generales, que ve “constituyentes”. “Es su momento. Se le dan muy bien”, creen fuentes de su partido convencidas de que Iglesias volverá a salir victorioso de estos eventos, como, en su opinión, ya sucedió en 2016. Por eso, fía parte de su estrategia a estas dos citas. “Al ser seguidas, son como una segunda vuelta”, dijo en la entrevista con EL PAÍS.
El líder de Podemos preparará los cara a cara en su casa en la localidad madrileña de Galapagar. Solo le acompañarán Irene Montero, número dos de Podemos y su pareja, y sus hijos. Su equipo estará “en permanente contacto con él”, explica el partido. Por teléfono y Telegram irán intercambiando ideas y documentos previamente preparados. “Los discute y pide con mucha frecuencia que los revisemos”, aseguran.
Iglesias le preguntará con insistencia a Sánchez si va a pactar con Ciudadanos para que aclare si va a tratar de repetir el fallido acuerdo de 2016. Lo ha hecho en cada mitin. Previsiblemente será el único momento de confrontación con su posible socio de gobierno. El resto de la estrategia se basará en “programa, programa, programa”, como decía el secretario general del PCE Julio Anguita. Con uno de cada cuatro electores aún indeciso, según el sondeo de EL PAÍS, los cuatro se lo juegan todo. Vienen 48 horas de vértigo.
Fuente de la Noticia: El País