¡Un anzuelo que se clava en la lealtad laboral y deja a un veterano con las manos vacías! Un vendedor con 12 años de antigüedad en Hispadul S.L. –empresa sevillana de productos de peluquería– ha visto confirmada su expulsión disciplinaria por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), tras ser pillado en plena baja por fractura de dedo del pie mientras se daba la gran vida: pescando, paseando al perro, conduciendo 240 km en un día y hasta un día de playa con los niños, sin rastro de cojera ni muecas de dolor. ¡El detective privado contratado por la empresa lo capturó en fotos demoledoras que pintan un cuadro de simulación flagrante, y la Justicia no perdonó: «Pérdida de confianza y simulación de incapacidad», dictaminó el TSJA, ratificando el despido como procedente y rechazando cualquier indemnización! En un país donde las bajas por enfermedad cuestan 10.000 millones al año, este fallo no es un caso aislado; es un aldabonazo que refuerza el derecho de las empresas a cazar fraudes y avisa: ¡la buena fe contractual no se negocia, se cumple o se paga caro!
La odisea laboral del protagonista –un hombre de mediana edad con un historial impecable hasta 2020– arrancó con una fractura de dedo del pie que lo dejó en baja desde enero de ese año. El Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla certificó «dolor persistente» y aconsejó evitar deportes, pero la mutua laboral lo declaró apto para el puesto en febrero. Él, sin embargo, siguió cobrando la prestación, alegando secuelas. La empresa, oliendo humo, contrató a un detective privado que no falló: entre octubre y noviembre de 2020, el trabajador fue cazado en actividades que desafiaban cualquier cojera –pesca con caña, caminatas con el perro, un periplo de 240 km en coche y un día entero de sol y arena con la familia, sonriente y sin muletas. «Actividades que evidencian una capacidad motora incompatible con la baja», sentenció el informe pericial, un mazazo que llevó a Hispadul a enviar un burofax el 17 de noviembre de 2020: despido disciplinario por «pérdida de confianza y simulación de incapacidad».
El trabajador no se rindió fácil: demandó a la empresa ante el Juzgado de lo Social nº8 de Sevilla, alegando que sus hobbies eran «compatibles» con la baja y que el detective invadió su privacidad. Pero el juzgado desestimó la demanda el 14 de septiembre de 2023: «Simulación de incapacidad y ruptura de la buena fe contractual», dictaminó, rechazando cualquier indemnización por despido improcedente. Apelación al TSJA: el tribunal andaluz, en sentencia firme, ratificó todo. «El demandante simuló su incapacidad para prolongar la baja, incurriendo en fraude de ley y violando el deber de lealtad y fidelidad», concluyeron los magistrados, absolviendo a Hispadul de costas y dejando al exvendedor con las manos vacías tras 12 años de servicio. ¡Un caso que refuerza el Estatuto de los Trabajadores: la baja es para recuperarse, no para vacaciones encubiertas!
Esta sentencia no es un capricho judicial; es un faro en el mar de fraudes laborales que cuestan miles de millones. En España, donde el 10% de las bajas por enfermedad se investigan por sospecha de simulación, este fallo avala el derecho de las empresas a contratar detectives y usar pruebas para defenderse, siempre que respeten la intimidad (como en este caso, con grabaciones discretas). «La buena fe es el pilar del contrato; su ruptura justifica el despido», remata el TSJA, un mensaje que resuena en un país con 1,2 millones de bajas largas anuales. Sindicatos como CCOO advierten: «No criminalicemos a los enfermos reales», pero expertos laborales celebran: «Equilibra la balanza, protegiendo a empresas y trabajadores honestos».
En Agencia6, el pulso laboral late con esta lección que no perdona anzuelos falsos: ¡de baja a despido, la verdad siempre sale a flote! ¿Has vivido un caso similar? Comparte en comentarios y síguenos para más fallos que cortan el hilo – porque en el trabajo, la simulación no paga facturas.
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