Opinión: «La sonata política del Doctor Pedro»

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Una sonata es una composición musical para dos instrumentos, estructurada habitualmente en cuatro tiempos. Desde mi punto de vista de la actual política la sonata del Dr. Pedro Funciones es una descomposición del Estado español orquestada por dos individuos carentes de moral, con necesidades tanto de poder como económicas acuciantes, instrumentada en cuatro años. Como toda sonata que se precie tiene su minueto y su squerzo tratando de obtener con ello un tono humorístico, jovial y festivo del que carece su partitura.

Minueto y squerzo, squerzo y minueto que tratan de  intercalar entre los cuatro supuestos tiempos de nuestra Sonata Nacional el Doctor y el Comunero. Ambos no solamente han pautado el papel sonático, sino que van nota tras nota, corchea tras corchea, instrumentando la orquesta a su gusto y manera, de forma que la sonata de toda la vida ya no la conozca ni la madre que la alumbró. No obstante antes de entrar a opinar sobre el virtuosismo o empastre de su composición es conveniente mirar atrás para ver la trayectoria de ambos descompositores sociales.

El Comunero, investido con su birrete comunista, su capa de universitario revolucionario  de segundo grado, su eficaz cambio del Gaudeamus igitur por La Internacional, sus prácticas guerrilleras universitarias y su financiación caribeña, le llevaron a mendigar  en los escalones de La Moncloa durante años su colaboración y consiguiente sillón en el movimiento supuestamente progresista al objeto de “tocar poder”, de dirigir con su batuta pseudodemocrática la Orquesta Sinfónica Estatal. Ha venido declarándose anti-todo y al mejor estilo de Don Juan Tenorio, ha ido dejando señal de él, allí por donde pasó, de ello Venezuela, Bolivia y Madrid son buen ejemplo. Es más, para convencer a su necesitados acólitos,  los del salario de la esclavitud, los hipotecodesauciados, los que acampaban en Sol, consiguó persuadir a todos ellos de su proletarias intenciones, suscribió utilizando su libertad burguesa una hipoteca con sus denostados y vejados banqueros y con con el sucio dinero que le prestaron compró un casoplón que es todo un ejemplo para los vecinos burgueses del Pozo del Tio Raimundo y aledaños.

Nuestro analista José Antonio Corachán vuelve a dar en el clavo de la dramática situación política que vivimos en España

Mientras tanto el Doctor que ha ganado unas elecciones perdiendo votos, que en su momento por lo visto se doctoró copiando, consigue su podio, su batuta y su facistol, con un solo voto: El voto de la censura. Ha sabido diferenciarse del resto de la casta política al uso, no necesitó campaña alguna, no recorrió kilómetros y kilómetros visitando aldeas, pueblos y ciudades. Expulsado de su partido por la practica contumaz e impertinente del zapaterismo, volvió a socializarse obreramente, autopromovió una consulta a las bases y en un santiamén se situó en la cumbre, en la cima, en lo alto y a disfrutar sin tan siquiera rozar una sola urna, sin alimentarse democraticamente con un solo voto, simplemente utilizando la rotundidad, la contundencia de su puño izquierdo, la artera palabra, la terca obstinación de la Memoria Histórica  y la gazmoñería del machismo.

Hay que reconocer que su inmerecida títulación de doctor  ha dejado al descubierto su valía y destreza social. Nadie puede negarle haber batido seís records de muy difícil consecución:

1. Distinción hasta el hartazgo y hastío, entre el género masculino y el femenino.

2. Registro de la patente universal del concepto del progresismo y sus derivados.

3. Registro de la patente nacional del “No es no” y del “SI es si”… según convenga.

4. Mayor tiempo de presidencia en funciones.

5. Mayor número de convocatorias electorales en el menor número de días.

6. Presumir de ganar, perdiendo.

Don Juan Tenorio es toda una tradición otoñal en el mundo teatral de nuestra tierra, tanto es así que no quiero dejar pasar la ocasión para hacer un panegírico de la obra de José Zorrilla, Don Juan Tenorio, repitiendo y parodiando algunas de las estrofas de sus personajes.  Comienza  el Tenorio (con una clara alusión al PP, C’s y Vox) diciendo: “Cual gritan esos malditos(este asunto se ve que ya viene de lejos), pero mal rayo les parta si en concluyendo esta carta no pagan caros sus gritos”. Mas adelante dice Chutti al tabernero Cristofano con clara referencia al Doctor): “Para el tiempo en que se vive, es un hombre extraordinario…”; apostilla Cristófano al Comendador: “Son sin disputa los dos mozos mas gentiles de España…(evidentemente se refiere al Doctor y al Comunero) se les imputa lo que mas malo se hace hoy en día, mas la malicia lo inventa…y es afán de murmurar” (la malicia a que se refiere es a lo que ahora llamamos facha).

Entrar en comparaciones parabólicas, en equivalencias analógicas,  entre Don Juan y el Doctor, entre Don Luis y el Comunero serían como Zorrilla diría, pláticas de familia… por ello paso por alto currículos de fechorías y travesuras de Don Juan y Don Luis, lances de denuncias, carteles en el portal, arrestos y huidas de la jusricia de ambos, para entrar en sus amores y desamores, alcanzando así los “comunicados” democráticos. La democrática misiva de Don Juan a Doña Inés, abierta a cualquier interlocutor y aplicada  al Comunero y al Doctor, decía :“Si os dignáis por estas letras pasar vuestros lindos ojos, no los tornéis con enojo sin concluir,  acabad.” “Nuestros padres de consuno nuestras bodas acordaron porque los cielos juntaron los destinos de los dos y halagado desde entonces con tan risueña esperanza…” Doña Brígida, que al día de hoy sería activa militante del PNV y simpatizante de Bildu, añade: “Ya tragó todo el anzuelo…sigamos, que está al concluir”. “Acuérdate de quien llora al pié de tu celosía” (referido a la mendigante postura del Comunero ante La Moncloa). El Doctor no solo se acordó del Comunero, sino que le abrió sonriente las puertas, estrechó efusivamente su mano y le propinó un abrazo al estilo Vergara.

No es necesario vagar mas por el laberinto del primerizo repudio y el posterior fulgurante amor democrático y progresista. Mas progreso y mas democracia egocéntrica colmarían el vaso de la paciencia del lector, y no es esa mi intención. Adelantaremos siguiendo con el sentido relato dentro del convento Moncloita. En la misiva de Don Juan a Doña Inés, aplicada al Comunero, dice: “…mi alma no alcanza otro porvenir que vos… si es que a través de esos muros (explícita referencia al muro de Berlín) el mundo apenado miras y por el mundo suspiras por libertad con afán, acuérdate que al pié mismo de esos muros que te guardan, para salvarte te aguardan los brazos de tu Don Juan (puntual origen del citado abrazo de Vergara)”.Añade por último Doña Brígida: “Por Dios, ese hombre es una fiera, nada le ataca ni altera… si, si a su sombra voy (sic)”.

Mas adelante ya moncloizados añade Don Juan: “¿No es cierto que en esta apartada orilla la luna mas pura brilla y se respira mejor?…” (Es evidente que el Doctor no es tonto y sabe diferenciar la excelente calidad de vida de La Moncloa, frente a la maldita polución ambiental de Madrid). Pasaremos por alto la acritud de discusiones, amenazas, disparos y sablazos propios de aquella época para llegar al término momentáneo de esta sonata con las palabras de Don Juan: “¡Llamé al cielo y no me oyó (el cielo siempre está en sus cosas no en estas milongas. Supongo que logicamente estaría comunicando) y pues sus puertas me cierra, responda el cielo, no yo!”. Siempre  que la cosa se pone fea, recurrimos a la culpa ajena, ¡no tenemos solución!. Dejaremos prudentemente transcurrir el tiempo para poder escuchar el final de esta sonata, no me gusta practicar la futurología.

José Antonio Corachán Marzal

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