- Hace 15 años, el científico político de origen alemán publicó el que se considera el primer estudio académico sobre el fenómeno. Hoy, es una referencia.
John Edward Mack fue psiquiatraestadounidense, escritor y profesor de la Escuela de Medicina de Harvard. Fue Premio Pulitzer en la categoría de biografía, un destacado investigador y escritor sobre experiencias de abducción y un defensor de la eliminación de las armas nucleares.
A principios de la década de 1990, Mack comenzó un estudio de más de una década de 200 hombres y mujeres que informaron experiencias recurrentes de abducción extraterrestre. Tales encuentros habían recibido cierta atención limitada por parte de figuras académicas (R. Leo Sprinkle quizás fuera el primero, en la década de 1960). Mack, sin embargo, sigue siendo probablemente el académico más estimado en haber estudiado el tema.
Inicialmente sospechó que esas personas padecían enfermedades mentales, pero al no haber patologías obvias tras las entrevistas, su interés se despertó. Tras el estímulo de su viejo amigo Thomas Kuhn, quien predijo que el tema podría ser controvertido, pero instándole a recopilar datos y a ignorar el análisis materialista, dualista y de «uno u otro» prevaleciente, Mack comenzó un estudio concertado y entrevistas. Muchos de los entrevistados informaron que sus encuentros habían afectado su forma de ver el mundo, incluyendo la producción de un mayor sentido de la espiritualidad y de la preocupación por el medio ambiente. Mack fue algo más cauteloso en sus investigaciones e interpretaciones del fenómeno de abducción que los investigadores anteriores.
Su interés en los aspectos espirituales o transformacionales de las experiencias de abducción, y su sugerencia de que estas en sí mismas podrían ser más trascendentes que físicas en su naturaleza -aunque reales- lo diferenció de muchos de sus contemporáneos, como Budd Hopkins, que abogó por la realidad física de los extraterrestres.
Su investigación posterior se amplió a la consideración general de los méritos de una noción expandida de la realidad, que permite experiencias que pueden no encajar en el paradigma materialista occidental, pero que afectan profundamente las vidas de las personas. Su segundo (y último) libro sobre las experiencias de abducción, Passport to the Cosmos: Human Transformation and Alien Encounters (1999), fue tanto un tratado filosófico que conecta los temas de espiritualidad y cosmovisión moderna, como la culminación de su trabajo con los «experimentadores» de encuentros extraterrestres, a quienes está dedicado el libro.
¿Existen los ovnis, profesor?
John E. Mack Es, simple y llanamente, un hecho.
El provocador trabajo de Wendt se ha convertido en un clásico de la ufología en el proceloso mundo académico. En él, el ya reputado politólogo ponía el dedo en la llaga al recordar que si no sabemos qué pasa con los ovnis es porque es una de las grandes amenazas para la autoridad del Estado contemporáneo. Según el autor, el fenómeno ovni era un tabú que ni la ciencia ni las administraciones públicas estaban dispuestas a discutir. La ignorancia extraterrestre era una cuestión política, no científica, en la medida en que la soberanía política moderna es antropocéntrica desde que el hombre mató a Dios.
El profesor de Ciencia Política de la Universidad Estatal de Ohio recuerda como él mismo había explicado 15 años atrás, no hay ninguna duda de que los ovnis, entendidos como objetos no identificados, existen. La muestra es que desde 1947 se han reportado alrededor de 100.000 avistamientos. La mayoría de ellos pueden ser explicados de forma convencional, concede, pero entre un 5 un 20% no son tan fáciles de explicar.
¿Existen los extraterrestres?
Nadie lo sabe. Yo no lo sé. ¿Y tú? Pero veo los vídeos del ejército y lo que muestran es sorprendente. Es posible que haya una explicación, pero nadie ha investigado científicamente lo necesario para averiguarlo. Así que no podemos saberlo.
El trabajo de Wendt, que le ha convertido en una de las autoridades “serias” sobre ufología en Estados Unidos, no tiene por lo tanto como objetivo responder a la gran pregunta, sino plantear otra cuestión aún más importante: ¿cómo es posible que un tema tan inquietante y sorprendente como el fenómeno ovni no despierte apenas interés entre la comunidad científica ni entre las autoridades políticas, al menos de forma explícita?
¿Por qué nadie intenta responder dicha pregunta?
Si partimos de que se trata de un tabú, hay que recordar que los tabús están asociados con el miedo. No se trata tan solo de las autoridades, los científicos son incluso peores que el gobierno. Hay un miedo subconsciente a encontrar vida extraterrestre. Hay otra razón, el antropocentrismo del Estado moderno. La soberanía es exclusivamente humana. La mera posibilidad de su existencia pone en tela de juicio su función. Así que para los Estados es una situación problemática en la que tan solo pueden perder.
Un tema del que no se puede hablar
Según el autor de ‘Teoría social de las relaciones internacionales’, el Estado y la ciencia han creado un entramado argumentativo que hace imposible ya no solo investigar ese porcentaje de casos dudosos, sino siquiera plantear la pregunta. Se trata de una relación simbiótica, en la medida que el Estado basa sus premisas en la ciencia, a través de la cual obtiene apoyo institucional y prestigio, mientras que la ciencia prefiere mirar hacia otro lado.
Es habitual tratar a la gente que cree en ovnis como ignorantes, estúpidos o idiotas, porque es una forma de rebajar la preocupación de la gente
En su artículo original, Wendt identificaba cuatro técnicas a través de las cuales se había conseguido que la discusión sobre los ovnis pasase a considerarse un tabú: la representación de cualquier investigación sobre el tema como “pseudociencia”; informes oficiales como el Condon Report de 1969 que no son realmente científicos; el secretismo oficial, que impide acceder a los archivos; y una “disciplina foucaltiana” en la que, a través de ataques a los ‘believers’, se ha amaestrado a la población para que no se atrevan a plantear la pregunta.
¿Es útil políticamente que los partidarios de la investigación ovni sean presentados como frikis?
Bueno, creo que algunos programas de televisión son pro ovni. Me entrevistaron hace unas semanas para el History Channel y me trataron con respeto. A un nivel más general, es común tratar a la gente que cree en los ovnis como ignorantes o estúpidos, mentirosos o gente con una gran imaginación, para acabar con su reputación y despreciar la preocupación de la gente. Pero creo que va a ser cada vez más difícil, porque el ejército está cambiando su política. Los escépticos contribuyen a este objetivo haciéndolo pasar por ciencia ficción, pero que la realidad terminará saliendo a la luz poco a poco.
Los límites de lo imaginable
Si ‘Soberanía y ovnis’ merece una lectura no es tanto porque desafíe sin complejos los tabús sobre la vida en otros planetas, sino porque nos hace replantearnos nuestra relación con el mundo. Qué consideramos posible, qué imposible, y de qué manera la confianza en la realidad dada –un mundo en el que la democracia liberal es la forma de Estado por excelencia, y en la que el ser humano se encuentra en su centro– nos ciega ante otras posibilidades políticas.
Wendt no deja de ser nunca un politólogo cuando recuerda que una de las razones por las que los ovnis y los extraterrestres son tan peliagudos para el estado moderno es porque este está preparado para hacer frente a casi cualquier situación imprevista (guerras, inmigración, pandemias, terrorismo) menos a la posibilidad de que, de la noche a la mañana, se descubra que existe vida inteligente en otros planetas.
¿Sería un reto descubrir vida extraterrestre?
Tal vez. Mientras lo que hallemos sean bacterias en Marte o algo por el estilo, la idea de que los humanos están al mando no cambiaría. ¡Sería necesario que los alienígenas viniesen en su nave espacial! Para mí, es una mera cuestión de tiempo. La gran pregunta es que si están aquí, ¿por qué no se muestran? Y creo que sí lo hacen, en cierta forma: molestando a nuestros pilotos están reclamando su atención. Quizá piensen que de esa manera alguno de esos estúpidos humanos pueden plantearse qué hacen aquí.
¿Qué podemos aprender políticamente del tabú ovni? Hace apenas cinco años, aquel que dijese que Trump llegaría a presidente de los EEUU sería tan ridiculizado como el que hoy asegura que los ovnis existen. Y sin embargo…
Es cierto que también era inimaginable que Trump ganase. Ha roto un millón de tabús desde que llegó al poder, lo que resulta espantoso. Pero las cosas están cambiando en otro sentido en todo el mundo: por ejemplo, he visto cómo se aprobaba el matrimonio homosexual.
Hay más movimientos liderados por la gente. En este caso, han sido los pilotos. Así que para mí, la lección política es la capacidad de la gente para movilizarse a favor de ciertas causas que hagan el mundo un lugar mejor. Como con el cambio climático. Quizá los gobiernos no sean capaces de resolver el problema, pero la gente sí.
Bueno, esperemos que algún día sepamos la verdad, sea cual sea.
Yo lo se, hace 12 años tuve la sensación mientras dormia que salia de mi cuerpo, fue algo muy raro, pero vi aquellos seres muy similares a nosotros , algo más proporcionados en volumen, parecian que estudiaban nuestra alma, espiritu o lo que llevemos dentro. Las bolas esas de luz tambien las vi en la tormenta, eran las mismas de hace 12 o 13 años
Mi teoria es que los ovnis son objetos volantes no identificados y a partir de aquí todo son suposiciones. ¿Que se esconde detrás de éste fenómeno?. Un fenómeno que se da desde que hay registros escritos y que se supone que ocurre desde que nace ésta humanidad.
¿Extraterrestres? es la explicación menos probable a mi entender,aunque es la mas fácil.
Una pregunta que me hago es ¿que hay detrás de este fenómeno que puede incluso costar la vida al investigador que se pase de la raya?.
Mi opinion es que estan desde siempre, en la medida que fuimos evolucionando tecnicamente tomamos conciencia de su presencia. ¿Que es lo que quieren? vigilan no quieren que nos transformemos en un peligro para el plano o la dimension en la que estan ellos. Tal vez aspiran a que pasemos a un plano superior en el que estamos actualmente.-