Ley de Memoria Histórica en España (Apuntes)

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OPINIÓN

Ante todo distingamos la diferencia existente entre memoria e historia, porque hay diferencias entre ambas que nos pueden llevar a equívocos irreparables. La memoria es sencillamente el recuerdo de un pasado vivido o imaginado; por ejemplo, yo nací en 1939 ¿puedo tener memoria de acontecimientos previos a mi nacimiento? ¿desde cuándo puedo tener memoria de lo acaecido a partir de ese año?… Si el recuerdo es inventado deja de ser memoria y se convierte en falsedad, chisme, timo o embuste. La rememoración debe ser vivencial, según los investigadores de la Universidad de Harward, solo se memorizan habilidades antes de los dos años de edad, es a partir de los 3 o 3 y 1/2 años cuando desaparece la amnesia infantil (no podemos recordar nuestras primeras palabras o nuestros primeros pasos) y comienza la memoria a funcionar. Cuando comienza la memoria a almacenar datos, comienza a existir conciencia de lo acaecido, y en mi caso ¿que datos ha podido almacenar entre los años 39 al 42? Es a partir del 42 cuando comencé a almacenar mis recuerdos, cuando nacieron mi memoria y conciencia.

Pupitre escolar años 40 en España

Los niños retienen en su memoria lo que viven, no lo que les contamos, sobre todo recuerdan aquello que les saca de la rutina diaria. Recuerdo las colas del hambre, las
cartillas de racionamiento, el estraperlo…fotos de la II Guerra Mundial sin distinguir entre la Alemania Nazi y el Eje, años después sí distinguía entre nipones y americanos, entre malos y buenos (influenciado por los comentarios que oía) hasta que basando (organizando) mi memoria (automemoria) creé en mi conciencia quienes eran en realidad buenos o malos. En resumen, mi memoria fue el resultado de la mezcla de vivencias
propias con hechos contados, relatados. Si nos trasladamos a aquellos años entenderemos que la memoria de un niño japonés no era la misma que la de un niño americano, la memoria es el resultado de un fenómeno colectivo mezclado con la propia experiencia.

Pasemos a la historia que siempre es discutible, ambigua, cuestionable… su construcción es comunmente difícil, complicada y parcial. Nos relata algo que sucedió, algo que ha dejado huella pero que ya no existe. Su veracidad depende exclusivamente de la objetividad y ecuanimidad del historiador que la relate.

Basados en todo lo anterior debemos estar atentos permanentemente a la educación de los niños, evitando que manipuladores con ideales opuestos a nuestros propios principios manipulen la memoria infantil con “verdades a medias” creándoles conciencia. Cuando alguien pretenda hablar de la memoria histórica, analicemos si la historia se refiere a la absoluta verdad de lo acaecido o por el contrario a la verdad del historiador.

Así el enfrentamiento armado entre las dos potencias, Cartago y Roma, por el dominio del Mediterráneo entre los años 200 y 150 a.c., tiene distinto relato desde Roma (Guerras Púnicas) y desde Cartago (Guerras Romanas). En el año 154 a.c. las tropas de la República Romana de Escipión el Africano cercaron la ciudad de Numancia hasta su destrucción y el relato romano del asedio y conquista difiere del relato de sus habitantes celtibéricos que se proclamaron héroes con su suicidio. Algo similar ocurrió en Sagunto con el enfrentamiento militar entre las tropas cartaginesas de Aníbal y los saguntinos, amigos de la República Romana, con narración distinta según el orígen romano o cartaginés, de la misma contienda. Mas recientemente en el año 711, nos encontramos con la conquista árabe del Califato Omeya sobre el Reino Visigodo con similares resultados narrativos que los anteriores, solo coinciden plenamente en el resultado.

Vamos a dar un salto en la historia y colocarnos en las primeras décadas del siglo XX, nos desmarcamos de los historiadores y hablamos de vivencias. ¿Que grabó mi memoria respecto a la pasada Guerra Civil a partir de 1942?.

Racionamiento del pan en España años 40

Recuerdo las colas del hambre, las cartillas del racionamiento, la mafia del estraperlo, los coches con gasógeno… y poco más, rumores y comentarios sobre condenados a muerte, sobre los maquis y sobre la segunda Guerra Mundial.
Y ahora, 76 años después me dan de bruces con la Ley de la Memoria Histórica, arropada con la Ley de Memoria Democrática y todo porque para permanecer en la Moncloa necesitan el Presidente Sánchez y sus lamepiés tener a sus socios contentos en su paranoia antifranquista, convirtiendo a la citada Moncloa en una nueva EDAR ideológica. Sí, digo EDAR, que para los incultos políticos que tenemos, que no se enteran de nada, son esas plantas potabilizadoras de aguas residuales, que en España por cierto suelen salir a veces más malolientes de lo que entran.

Empezaron la depuración con las estatuas y nombres en calles y avenidas “recicladas” en todo el Estado. Siguieron manipulando tumbas al mejor estilo funerario. Ahora pretenden destruir la Cruz del Valle de los Caídos imitando la destrucción talibán… y todo ello a pesar de que los protagonistas de la guerra están descansando eternamente… pero como el rencor, la venganza, el odio y la inquina que les alimenta no quedan saciadas, pretenden adoctrinar a nuestros hijos con su voraz ideario, cambiando la historia a su capricho, adornando con suspensos su docencia y premiando su sexualidad con el sexo anal.

J.A.Corachán, Jefe de Opinión en Agencia6

Si mala es la victoria porque puede elevar la autoestima hasta el límite de la ilegalidad, del abuso, de la injusticia y del despotismo, mala es la derrota cuando, como es el caso, se ata a una cadena de rencor, de odio y de animadversión que puede terminar irremediablemente por hacer explotar la convicencia pacífica de nuestra sociedad.

Piensan como Plauto que decía: “Iam victi vicimus” (Y vencidos hemos vencido), desconocedores de otra frase de Fedón: “Amicus Plato, sed magis amica veritas” (Platón es mi amigo, pero más lo es la verdad). Y en ello estamos.


José Antonio Corachán Marzal

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