Desde hace un tiempo los pocos campesinos que quedan en la comarca de la Marina Baixa lo vienen anunciando. Los políticos venden y pregonan actuaciones medioambientales que no se transforman en beneficio de nadie. Las ratas empiezan a devorar los cultivos, muchos de ellos familiares.
La pasada temporada citrícola, en su inicio allá por el mes de octubre, hizo saltar todas las alarmas ante la gran cantidad de arrobas que roedores y ardillas habían hecho desaparecer y estropear de las huertas de la comarca. En concreto en l´Alfàs del Pi hubo agricultores que acudieron a su Ayuntamiento para darlo a conocer, y se encontraron con que para el departamento de Medio Ambiente «todo estaba correctamente y controlado, posiblemente se trataba de casos puntuales», algo que ahora se vuelve a confirmar que no es así. Algo falla y no son precisamente los agricultores.
Según ha sabido Agencia6, hoy mismo se han encontrado huertos de habas literalmente arrasados por los roedores en las partidas de Llusià, Barranquet y Devesa. Como puede verse en la foto, los daños son más que evidentes aparte de ser la primera vez que este tipo de hortaliza se ve arrasada por animales que, además, podrían transmitir enfermedades con el poco cultivo que queda consumible.
Puestos en contacto con uno de los agricultores alfasinos, nos ha confirmado que «nunca en los 40 años que he plantado en mi huerta había pasado esto, culpa sin duda de la suciedad de los barrancos, que se han convertido en estercoleros de los que hasta huyen las ratas por el estado de abandono que existe».
Agencia 6 ha podido comprobar in situ que la situación de los barrancos que atraviesan la localidad gobernada por el socialista Vicente Arques no es la más adecuada para mantener alejados a los roedores. El abandono es total en algunos tramos, y ello, a juicio de los agricultores, es fruto de la nula protección de la naturaleza que se realiza en la localidad, donde «los biólogos y todo su equipo han sido incluso incapaces de prevenir la muerte del pino que da nombre al pueblo, algo verdaderamente inconcebible», según palabras de vecinos de las zonas afectadas.
