La miel recolectada por los apicultores valencianos en los naranjales tras la floración del azahar es reconocida a nivel mundial desde tiempos inmemoriales. Con la llegada de los políticos y sus vicios de querer controlar todo, han ido gestionando pésimamente la economía de agricultores y apicultores hasta el punto de poner en peligro la miel y los enjambres de abejas, dañando de forma irreversible al campo valenciano. Ximo Puig y Mónica Oltra aprobaban este viernes medidas para el año 2019 cuando ya están floreciendo los campos de cítricos que ocupan millones de hectáreas en las provincias de Castellón, Valencia y Alicante. No cabe mayor irresponsabilidad.
Desde la Generalitat se nos dice que el Pleno del Consell “ha aprobado un acuerdo que tiene como objeto establecer para el año 2019 las medidas dirigidas a organizar los asentamientos apícolas, con el fin de evitar la polinización cruzada entre plantaciones de cítricos”
Se trata de un acuerdo de continuidad con respecto al de 2018, según el cual, con carácter general, establece la ubicación de las colmenas a partir de cuatro kilómetros de las plantaciones de cítricos, durante su época de floración
Se mantiene la obligatoriedad de que toda explotación apícola que se ubique en la Comunitat Valenciana tiene que cumplir el programa sanitario mínimo que establece la Resolución de 11 de enero de 2019, por la que se aprueba el Plan Anual Zoosanitario para 2019 y otras actuaciones complementarias.
Asimismo, todos los asentamientos apícolas deberán estar dotados de puntos de agua para atender las necesidades fisiológicas de las abejas.
Respecto al uso de productos fitosanitarios por parte de los agricultores y en la que se constate mortalidad de abejas por la utilización de productos no autorizados durante la floración o en aquellos en los que no se respete las correspondientes limitaciones que se establezcan en el etiquetado de los productos utilizados con respecto a su uso en periodo de floración, se procederá a tramitar el correspondiente expediente sancionador, tal y como se establece en la ley de sanidad vegetal.
Además, se establece la necesidad de respetar de forma escrupulosa la legislación fitosanitaria, utilizando productos inocuos para las abejas, aplicándolos en horas en las que las abejas no realicen el pecoreo y dando protagonismo a la figura del asesor en gestión integrada de plagas
Antecedentes
En los años 80 y 90 se plantaron en la Comunitat Valenciana variedades híbridas de mandarino que provocaron la presencia de semillas en los frutos de otras variedades del grupo que hasta el momento no las producían, con menoscabo de la calidad final de algunas variedades y repercusión comercial negativa. Por ello, se estableció la obligación de sacar las colmenas de las zonas citrícolas.
Los apicultores, que tradicionalmente basaban su actividad en la obtención de miel de cítricos, no han podido asentar sus colmenas en estas zonas, renunciando a obtener miel de este origen. Pero, desde las primeras decisiones hasta la actualidad, se han producido algunos hechos que permiten avanzar en la normalización de las relaciones entre la citricultura y la apicultura.
Por una parte, algunas variedades híbridas de mandarinos han perdido parte de su interés inicial, siendo progresivamente sustituidas por otras no susceptibles de generar problemas de polinización cruzada. Además, con el Sistema de Información Geográfica (SIG) Citrícola, se dispone de información sobre las zonas citrícolas en las que no hay variedades híbridas.
Por otro lado, la Administración es consciente de la necesidad de avanzar a medio y largo plazo en la correcta ordenación de los dos sectores implicados. Sobre esa base, se entiende posible autorizar, progresivamente a lo largo de varios ejercicios, la actividad apícola en la superficie citrícola, de manera que se permita la obtención en nuestro territorio de un producto de calidad apreciado por el consumidor.
Al mismo tiempo, deben adoptarse las precauciones necesarias para garantizar la calidad y comercialización de los cítricos.
Ahora falta saber si tanto agricultores como apicultores dan el visto bueno a medidas políticas que llegan como siempre, tarde, mal y en ocasiones, todo queda en papel y meras intenciones que nunca se llevan a la práctica.