La trama «Proyecto Pit», una de las piezas del ‘caso Villarejo’, ha comenzado a desgranarse en la Audiencia Nacional. Pero el excomisario de las cloacas guarda un enigmático silencio.
Omertá. Un contraste para un acusado con un horizonte penal muy negro que si algo ha hecho desde que fue detenido ha sido hablar y tirar de la manta. Y enviar cartas a los jueces instructores de sus causas ofreciéndose a contarlo todo. Sin embargo, este miércoles, el excomisario José Villarejo, ha sufrido un ataque de afonía.
Y se acoge a su derecho al secreto profesional -es también abogado además de expolicía- para callar en las investigaciones sobre el Proyecto Pit, una pieza desgajada del sumario principal en la que aparece el exjuex de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, para los hombres de Villarejo, «El Mago«.
Villarejo es abogado y está colegiado, razón por la cual se ha negado a responder al juez y los fiscales Anticorrupción sobre los contactos que decía haber desplegado con jueces y fiscales de la Audiencia para favorecer a su cliente Ángel Pérez-Maura en un proceso de extradición: Se acoge al secreto profesional.
Según informan fuentes jurídicas, así lo ha defendido interrogado en la prisión de Extremera en relación al encargo del naviero para que frenase a cambio de 10 millones de euros la causa de corrupción que se le había abierto en Guatemala y la extradición a aquel país que podía conllevar .
El procedimiento se incoó en 2016, fue archivado dos veces y finalmente, en 2018, se denegó la entrega por ser un ciudadano español.
El socio de Villarejo desenmascara al exjuez Garzón y cuenta por qué le llamaban «El Mago»
En los audios que obran en la causa, Villarejo cuenta a ese cliente que estaba desplegando sus influencias en reuniones con miembros de la Fiscalía de la Audiencia Nacional o incluso que había contratado al exmagistrado Baltasar Garzón para que hiciera lo propio en Guatemala. Todas las personas de las que el comisario habla en las conversaciones grabadas han negado su participación en este asunto.
Preguntado al respecto, Villarejo ha señalado que no recuerda esas reuniones y que, en todo caso, no hablaría de ellas por «secreto profesional». Este martes, su socio Rafael Redondo, imputado en la misma causa, dijo al juez que efectivamente se intentó contratar a Garzón pero no tuvieron éxito.
En todo caso, ha dicho que con Garzón había tenido relación en calidad de abogado y que no ve problema en recurrir a los contactos que uno tenga en instancias como la Audiencia Nacional en ese contexto, dado que opina que es lo habitual entre letrados.
Cuando se le ha preguntado por el pseudónimo con el que se referían a él, El Mago, Villarejo ha contestado que «hay muchos magos» en su vida, entre los que ha mencionado uno en el CNI y otro en los servicios secretos americanos.
También ha salido a colación en el interrogatorio la anotación en su agenda D2 y las referencias en su agenda y los audios a la otrora fiscal a cargo de antiterrorismo en la Audiencia Nacional y ahora ministra de Justicia en funciones, Dolores Delgado.
En la misma línea, el comisario se ha ceñido al secreto profesional: Ni confirma ni desmiente que aquellos encuentros que ‘vendía’ a sus clientes existieran y en ningún caso, dice, hablaría de este asunto.