La proposición de ley orgánica para la regulación de la eutanasia, propuesta por el PSOE, se convertirá este martes en la primera medida de la recién estrenada legislatura en ser tramitada en el Congreso

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Desde la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial (OCM), su presidente, Juan José Rodríguez Sendín, explica su postura. La sociedad de internistas, sobre la eutanasia: «Existe la preocupación social por poner el tema sobre la mesa»

¿Cuál es la postura de la OMC? La profesión se tiene que mover entre tres mandatos: intentar defender la vida, respetar la autonomía del paciente y sus decisiones informadas, y servir sus intereses, entre los que está evitar el sufrimiento. Esta triple ecuación no es fácil de resolver. Pero parece ser que el legislativo está dispuesto a regular la situación en un solo aspecto. Es lo que nos preocupa. Creemos que hay que regular todos los aspectos relacionados con el final de la vida, situaciones extraordinariamente abundantes e incluso dispares.

¿Como han hecho algunas comunidades? Sí. Entendemos que esas situaciones deberían ser reguladas todas, desde la obstinación terapéutica cuando ocurre a garantizar a la gente que se le evitará el mayor nivel de sufrimiento. Lo que la eutanasia pretende resolver forma parte del cuadro general que se da al final de la vida, por eso no entendemos que se separen las cosas.

La ley contempla la objeción de conciencia, ¿les parece suficiente cómo lo hace? Lo que contempla está bien, pero entendemos que hay puntos sueltos que hay que ajustar. Exigimos que quede perfectamente regulada. Son cuestiones que tenemos que matizar por el bien de los pacientes y del buen quehacer de los médicos. 

¿Han consultado con ustedes? Esta es una historia muy larga. Son muchas las veces que la organización se ha puesto en contacto con diferentes responsables de los partidos. Lo que ocurre es que estos van estableciendo sus posiciones y haciendo sus propuestas en función del juego político que cada momento marca y ahí no podemos entrar. Claro que sí que nos han consultado, que les hemos expuesto nuestras líneas, pero eso no quiere decir que nos hagan caso.

¿Cómo van a actuar? En nuestra organización no es fácil satisfacer todas las sensibilidades, pero sí las tenemos que hacer convivir. Seguiremos defendiendo la vida, porque es un principio básico. Pero respetaremos lo que la ley diga. Hay que respetar las decisiones de la gente, lo que el derecho les otorgue, y también la sensibilidad de los profesionales.

¿Dónde es legal la eutanasia y/o el suicidio asistido en el mundo?

Mientras los cuidados paliativos están extendidos por buena parte del globo, la eutanasia solamente es legal en un pequeño grupo de países occidentales. Entre ellos destacan Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá y Colombia. El suicidio asistido es legal en Suiza, algunos estados de EE UU y de Australia.

Holanda: En el año 2001 Holanda legalizó la eutanasia y, según las últimas estadísticas, en torno al 4% de las muertes son asistidas por personal sanitario en casos de enfermedades incurables y graves. En concreto, en 2018 hubo 6.126 eutanasias, la mayoría en procesos de cáncer irreversibles y en mayores de 60 años. En el caso de Holanda también está legalizado el suicidio asistido. La edad mínima es 12 años, aunque hasta los 16 es necesario el permiso paterno. El requisito es un sufrimiento insoportable sin perspectiva de recuperación.La Organización Médica Colegial, sobre la eutanasia: «Hay que regular todos los aspectos del final de la vida»

Bélgica: Desde 2002 es posible la eutanasia en el país. La ley belga es más extensa y detallada que la holandesa. En este caso no regula el suicidio asistido. Una comisión evalúa cada caso, en ella están presentes médicos, juristas y organizaciones dedicadas al cuidado de pacientes terminales. Bélgica fue el primer país en practicar la eutanasia a un menor de edad. Anualmente unas 2.000 personas recurren a la eutanasia en Bélgica. La mayoría de los casos ocurre entre los 80  los 89 años.

Luxemburgo: La ley de eutanasia y suicidio asistido fue aprobada en 2009. Debe solicitarlo un paciente adulto, consciente y capaz en el momento de pedirlo. Sin presiones externas y por escrito. Una comisión de control y evaluación es garante de la buena aplicación de esta norma. El país solo ha tenido medio centenar de eutanasias y un suicidio asistido. 

Canadá: Después de que en 2015 el Supremo de este país reconociera el derecho a la muerte digna y voluntaria, empezó el proceso de la legislación, primero creando excepciones penales a quienes asistieran un suicidio, siempre y cuando fueran especialista médicos y pacientes terminales. En 2018 un 1,12% de las muertes fueron con asistencia médica para morir

Colombia: En este país no existe marco legal, pero los tribunales han autorizado la eutanasia «por piedad». Se debe aplicar a los enfermos en fase terminal y con inexistencia de alternativas de tratamiento o cuidado razonables. La petición ahora debe ser aprobada por un comité científico para el derecho a morir con dignidad. También es legal en menores a partir de 6 años.

Suiza: En realidad en este país lo que está permitido desde los años cuarenta del siglo pasado es el suicidio asistido de carácter altruista, pero no la eutanasia. Son las asociaciones sin fines de lucro las que empezaron a administrar medicamentos para poner fin a la vida. El país es conocido por el turismo del suicidio, porque a él llegan europeos deseando poner fin dignamente a sus vidas. En 2011 se quiso prohibir el suicidio de extranjeros, pero solamente se endurecieron los requisitos para permitir que pudieran acceder a ello los enfermos terminales.

EE UU: Algunos estados de EE UU también tienen aprobada legislación para el suicidio asistido en casos de enfermedad terminal. En concreto, se trata de California, Oregón, Washington, Vermont y Hawai.

Australia: La región de Victoria, el segundo estado más poblado y al sur de Australia, aprobó en 2017 el suicidio asistido que permite a los pacientes poner fin a su vida. Aquí solamente es legal para los mayores de 18 años, y previo paso por un comité independiente y con control de un médico forense. Su aprobación ha abierto el debate en otros estados del país.

Nueva Zelanda: Podría ser el primer país del mundo en aprobar la eutanasia en un referéndum. La ley de elección de terminación de la vida ya fue aprobada en el parlamento, pero los diputados pidieron que se incluyera un referéndum para su legalización definitiva. La primera ministra, Jacinda Arden, lo ha fijado para el 19 de septiembre de este año. Los requisitos son que el demandante sufra una enfermedad terminal y esté bien informado. Las últimas encuestas daban un 74% de apoyo a la muerte asistida.

¿Qué es lo que permiten nuestros países vecinos?

Hasta ahora, en España lo que no está penalizado es una especie de eutanasia pasiva. Es decir, según la Ley de Autonomía del Paciente y de Derechos y Obligaciones en materia de Información y Documentación Clínica, el paciente puede «decidir libremente, después de recibir la información adecuada, entre las opciones clínicas disponibles» y como tal, «tiene derecho a negarse al tratamiento, excepto en los casos determinados en la Ley».

Francia: El país galo permite también este tipo de prácticas, aunque sigue existiendo polémica al respecto. El caso de Vincent Lambert ha sido un claro ejemplo de ello después de años de lucha entre la familia por la desconexión de este hombre de 42 años que quedó tetrapléjito y pasó más de 10 años en estado vegetativo. El pasado año, después de una larga batalla judicial, el Consejo de Estado de Francia respaldó la decisión de los médicos y de la esposa de Lambert de interrumpir los tratamientos y cuidados que recibía ante la oposición de sus padres.

Italia: También en este país es legal retirar el tratamiento que un enfermo terminal pueda estar recibiendo y que le mantiene con vida si ello supone la mejor opción o si forma parte de un cuidado paliativo, pero tanto la eutanasia como el el suicidio asistido está castigado en estos dos últimos países con penas de prisión. El pasado mes de septiembre, el Tribunal Constitucional italiano emitió una sentencia histórica al dejar la puerta abierta a la absolución de Marco Cappato, un exeurodiputado y activista a favor de la eutanasia que ayudó a morir a DJ Fabo, de 40 años, que tras quedar ciego y tetrapléjico por un accidente decidió poner fin a su sufrimiento en una clínica de Suiza. Este caso reabrió el debate sobre la eutanasia pero aún no se ha podido llegar a un acuerdo al respecto. Lo que consiguió Cappato es que un caso así no sea castigado de forma automática siempre que se reúna una serie de condiciones. Entre otras, que el paciente manifieste un sufrimiento físico y psicológico intolerable pero siga siendo capaz de tomar decisiones libres y conscientes.

Portugal: Hace alrededor de año y medio que la Asamblea de la República lusa se quedó a seis votos de legalizar la eutanasia. Los cuatro proyectos de ley fueron rechazados en una sesión en la que la mayoría de los partidos dio a sus diputados libertad de voto. El debate también llegó a la calle: los líderes de ocho religiones con presencia en el país firmaron un manifiesto conjunto en contra de la eutanasia y con una petición para reforzar los cuidados paliativos, que el Portugal solo llegan al 10% de los pacientes que los necesitan, y por los que la población se manifestó el día de la votación de la eutanasia. Sigue penada, por tanto, aunque no se castiga la pasiva, que si bien no provoca la muerte, tampoco la impide.

La eutanasia pasiva, cuando se consigue la muerte del paciente en situación irreversible suspendiendo el tratamiento médico, está reconocida bajo ciertas condiciones en las legislaciones de Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia.

Polonia, el país más estricto al respecto

En el lado opuesto se encuentra Polonia, que entiende la eutanasia como un asesinato y castiga su práctica con hasta cinco años de prisión, aunque no es el único país europeo donde está penado. También Bulgaria o Croacia lo castigan con hasta 6 y 8 años respectivamente.

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