¡El fenómeno digital que ha conquistado (y escandalizado) a España! La Casa de los Gemelos 2, el reality sin guion ni filtros creado por los hermanos Daniel y Carlos Ramos (Zona Gemelos), se ha convertido en el tema del momento: un encierro 24 horas en directo por YouTube y Kick con influencers y exconcursantes polémicos que genera cientos de miles de conexiones simultáneas, pero también un aluvión de críticas por normalizar agresiones, insultos y conductas tóxicas. ¡Pelean, gritan, amenazan y rompen muebles en un caos que dura días, con picos de 600.000 espectadores y millones de visualizaciones en diferido! Expertos alertan de «deshumanización» y «aprendizaje vicario» de violencia, mientras fans defienden su «autenticidad» frente a la «tele hipócrita». En un ecosistema donde los realities tradicionales agonizan, este formato extremo –con Kiko Hernández como presentador, Coto Matamoros como «verdugo» y Víctor Sandoval como «dictador»– redefine el entretenimiento: ¿revolución digital o degradación absoluta?
El éxito es innegable: la segunda edición, estrenada el 7 de diciembre, supera con creces la primera –cancelada tras 9 horas por peleas brutales–, atrayendo a perfiles virales como La Falete, La Marrash, José Labrador, Bea ‘La Legionaria’, Aramís Fuster y tentadores de La Isla de las Tentaciones. Sin edición ni normas estrictas, el directo ofrece interacción en tiempo real –concursantes responden comentarios–, un gancho para la Gen Z que valora la «naturalidad» sobre el guion. «Es más real que muchos programas de tele», defienden fans, destacando cómo responde a la saturación de contenidos perfectos en internet. Números que impresionan: picos de 250.000 simultáneos en estreno y 650.000 en prime time, millones en diferido y un premio de 100.000 euros que mantiene la tensión.
Pero la polémica es el verdadero motor: agresiones físicas (La Falete estampando una barra en la cabeza de Misha), insultos, amenazas y consumo visible de alcohol/tabaco han desatado críticas éticas. Psicólogos como Gala Almazán advierten de desensibilización: «Refuerza conductas conflictivas por notoriedad, con aprendizaje vicario que normaliza la violencia». Sociólogos señalan «radicalidad» en casting de perfiles con problemas mentales o adicciones, mientras periodistas como Núria Marín lo ven como evasión juvenil: «Quieren participar, no solo ver». Doble moral en el aire: «Critican esto pero vieron Gandía Shore con homofobia y gordofobia», replican defensores. Expertos comparan con la «transparencia absoluta» de Byung-Chul Han que genera agotamiento y conformismo.
Los creadores, reticentes a entrevistas, defienden un «programa del barrio para el barrio» sin productores ni patrocinadores, pero la falta de regulación –al margen de la LGCA televisiva– permite extremos impensables en TV. ¿Fin de los realities tradicionales o nuevo estándar viral? En Agencia6, el debate arde: ¡autenticidad que engancha o degradación que deshumaniza? ¿Lo ves o lo boicoteas? Comparte y síguenos para más dramas en directo – porque en la era digital, la casa siempre gana audiencia.
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