Estamos viviendo escándalo tras escándalo, y las mentiras y bulos que proceden del actual gobierno infame que sufrimos y padecemos no tiene parangón ni en nuestra historia, ni en rincón alguno del planeta Tierra, por muy tercermundista que pudiésemos calificar a sus gobiernos. En España hemos superado cualquier listón imaginable en la degradación del sentido común, el respeto a la Ley, a la vida, y también a nuestros muertos.
Lo de Pedro Sánchez no tiene calificativo alguno. Lo de Pablo Iglesias ayer en el Congreso hubiese bastado para ponerle de patitas fuera del Consejo de Ministros. Lo de la prensa prostituída ya canta tanto que cada vez somos más quienes «pasamos» de ver informativos en las televisiones, todas unidas en un pestilente hedor de estercolero defendiendo a un gobierno corrupto y negligente hasta el tuétano.
Llevamos cuarenta y tres días confinados en casa, y siguen los contagios diariamente porque este gobieno repleto de abyectos e infames ha sido incapaz en seis semanas de comprar material en favor de un pueblo que pide a gritos que se vayan todos al carajo. Han tenido el valor de tener a los equipos sanitarios de todos los hospitales de España en vilo, luchando contra la muerte sin defensa alguna. Eso no se puede perdonar.
Esto debe costarles su salida de la vida pública y pagar penalmente lo que han hecho con ellos y con los casi 25.000 muertos que se contabilizan oficialmente, aunque los registros civiles ya han detentado unos 30.000 en toda España
Nos han mentido con los famosos test, que ni han llegado ni llegarán porque se está descubriendo que no hay dinero ni para comprarlos, ni para mascarillas, ni para los ERTES, ni para nada, aunque se están pagando facturas hiper millonarias a través de empresas de dudosa honorabilidad. Todo es mentira.
Este es un gobierno «anuncio» que ya se cree sus mentiras, pero el reloj juega en su contra. Ya nadie cree las palabras del presidente y sus ministros, los españoles sabemos que están dilatando una situación que explotará en días por la tragedia económica que llegará como un tsunami en apenas diez días a millones de familias españolas.
Estaría buena que tras seis semanas de estar todos calladitos y recluídos en casa siguiéramos con cifras de muertos elevadas y que, pese a ello, son todavía espeluznantes, casi a diario por encima de los 300 fallecidos. El propio gobierno ha avisado a las comunidades autónomas que vayan duplicando camas en las UCIs, señal de que esperan un rebrote de dimensiones catastróficas para la vida de los españoles. ¿Acaso será porque ahora, sin saber si estamos o no contagiados, nos van a dejar salir, con el riesgo que todo eso va a conllevar?
¿Están buscando las tretas para echarnos la culpa a los españoles, que aún queriendo, no podemos hacernos las pruebas por nuestra cuenta, como si estuviésemos en un país bananero?
No cabe mayor irresponsabilidad. Por ello, y dadas las circunstancias donde nadie está contento con las medidas que se han tomado y se pretenden tomar, no se debería prorrogar el estado de alarma salvo que hubiese un compromiso real de hacer test a gran parte de la población española, así como hacernos llegar mascarillas como nos llega la propaganda electoral con las papeletas cada vez que llegan elecciones generales, autonómicas o locales.
El Partido Popular debe negarse a seguir así. Da igual que digan lo que digan porque de todas formas, ya le echan la culpa de todo desde las hordas socialistas y comunistas, ésas que se creen que van a salir indemnes de esta situación, y se equivocan desde la A hasta la Z. Van a caer como todos, y probablemente, tendrán como «premio» el repudio de sus amigos y vecinos, por su complicidad con una situación donde en cien días de gobierno han destrozado casi todo a nivel económico, y están intentando acabar con el esfuerzo de más de cuarenta años de democracia. Y eso, por mucho que sueñen con ello, nunca les saldrá gratis.
El PP debe plantarse sin miedos porque dejar a este gobierno plenipotenciario un día más supone más muertos y más miseria, amén de que la recuperación tardará mucho más en llegar. No hay que pensárselo dos veces. El daño ya está hecho, y sin medidas de protección reales a los españoles, el rebrote de la pandemia está asegurado en el momento de movilizarnos. Ya sabemos de qué son capaces socialistas y comunistas, y con ellos al frente, la tragedia está asegurada, al menos salvemos la dignidad, y no nos dejemos pisotear lo que tanto costó conseguir a nuestros padres y abuelos. Ellos nos dejaron una Constitución que ha supuesto la etapa más próspera de los últimos cincuenta años.
El camino que llevamos es el de la ruina y la miseria. Debemos plantar cara y paralizar a esta gentuza, sin miedos, y por supuesto con la cabeza bien alta. España no merece a esta carroña de gobierno, entre otras cosas porque no fue lo que votamos el pasado 10 de noviembre, que es otro detalle que algunos con coleta han olvidado que aquella noche debió dimitir por sus malos resultados. Y lo que hizo fue llamar al mascachapas de Pedro Sánchez, al mentiroso compulsivo de Pedrito, y urdir ambos lo que ya estamos viendo. Abramos los ojos, pisemos fuerte…..¡y a por todas con la Ley en la mano!
Feliz jueves!