Investigadores en Israel dicen que han reconstruido el esqueleto de un humano prehistórico a partir de una especie largamente extinta y esquiva usando ADN encontrado en el hueso rosado de una niña de 13 años que murió hace 70,000 años.
Poco se sabe sobre los denisovanos, que eran parientes antiguos de los neandertales más familiares y de nuestra propia especie. Su existencia fue descubierta recientemente y ha fascinado a los científicos de todo el mundo.
La evidencia se descubrió por primera vez en 2008 en una cueva en Siberia, y hoy incluye solo tres dientes, un hueso rosado y una mandíbula inferior, dijo el profesor de genética de la Universidad Hebrea, Liran Carmel.
Parece ciencia ficción, pero Carmel dijo que eso fue suficiente para crear una representación de un esqueleto denisovano completo.
«Esta es la primera vez que proporcionamos una reconstrucción anatómica detallada que nos muestra cómo eran estos humanos», dijo.
Resulta que, dijo Carmel, «todos somos muy similares».
Su equipo desarrolló una tecnología para descifrar el ADN antiguo y, lo que es más importante, su actividad genética. La actividad genética, por ejemplo, diferencia entre una rana y un renacuajo, a pesar de que su ADN es idéntico, dijo Carmel.
El ADN podría indicar la piel, los ojos y el cabello oscuros del Denisovan, dijo Carmel, pero al mapear los patrones de actividad genética, podrían inferir cómo la especie se destacaba anatómicamente de los humanos modernos o los neandertales. Identificaron 56 rasgos, la mayoría en el cráneo, que diferían.
Esto les ayudó a producir una representación, que afirmaba una precisión del 85%, de un esqueleto de Denisovan que a primera vista parece que podría ser de un humano moderno, aunque las diferencias son obvias en una inspección más cercana.
Hubo similitudes con los neandertales (una frente inclinada, cara larga y pelvis grande), pero los denisovanos también eran únicos en su cráneo muy ancho y su gran arco dental.
La reconstrucción esquelética, junto con la representación artística de la cabeza y la cara de la niña de 13 años, se publicaron en la revista Cell.
El equipo repitió el proceso como una prueba con neandertales y chimpancés, cuyas anatomías son conocidas, y descubrió que la reconstrucción era 85% precisa. El descubrimiento de más ADN de Denisovan mejoraría aún más la representación.
Algunas poblaciones asiáticas modernas remotas poseen pequeñas pero significativas cantidades de ADN derivadas de denisovanos, lo que sugiere que tenían una amplia presencia geográfica.
La investigación sugiere que el ADN de Denisovan puede haber contribuido a la capacidad de los tibetanos modernos para vivir en grandes altitudes y la capacidad de los inuits para soportar temperaturas de congelación.