No me negarán que hay algo raro en eso de “la nueva normalidad”, hay algo que no acaba de encajar, algo no funciona, lo cierto es que si este gobierno falto de I+D+I podía haber empleado otros términos mas claros para describir la que nos espera, como por ejemplo “amos a ver que pasa”, “encuentrame a metro y medio” o “no me toques que me desgasto”, pero bueno las cosas estan como estan, los tiempos son difíciles y el calor del verano se nos ha venido encima.
Y hay que reconocer que no hay nada nuevo bajo el sol salvo en Benidorm. Me preguntaba ayer un vecino ¿Sabes que hay que hacer para ir a la playa? Y me lanzó la pregunta así de sopetón, de improviso sin un ¡hola!, sin un buenos… lo que corresponda, y me dije, esta pregunta es de las que trae cola… lleva gato encerrado… y te estas jugando lo que te queda de pellejo, así que cautelarmente le contesté: Sencillo, buscar el camino adecuado para ir. Bajó al instante la tensión diciéndome: No, no voy por ahí. Verás, esta mañana he bajado a la playa y no me han dejado entrar, aduciendo que no había reservado previamente una plaza.
¡Ya hemos llegado a dónde íbamos! Pero hombre, a estas alturas del siglo XXI, en plena democracia, con las bancadas, sillones y soplapostes repletos, mas bien a rebosar de progres venidos a mas no te has enterado de que Benidorm es una alquería cortijera. Mi vecino censado hace poco tiempo, novato, neófito, inexperto y hasta cierto punto inmaduro en estas lides políticas, se vino abajo, se hundió, y entre sollozos reconoció su desconocimiento de la normalidad benidormense. Como buen vecino me vi en la obligación de ponerle al corriente de lo que hay: Se dice que todo tiene solución en esta vida, pero no es cierto, Benidorm es la excepción de la regla, y si bien es cierto que la competencia de las playas es municipal, en Benidorm no es así, el concepto de competencia se transformó hace tiempo en propiedad… aquí todo o casi todo es distinto, empezando por el edificio del Ayuntamiento, verás que en lugar de estar levantado sobre un solar está tumbado, acostado, que los autobuses no paran en la Estación de Autobuses, que el tren que nos enlaza con Alicante tiene mas paradas que un mercadillo, que tenemos dos frontones de pelota valenciana no sabemos por ni para qué, que hay avenidas en las que los bancos está dirigidos cara a la pared…
El vecino sintiéndose acorralado trató de zafarse aduciendo que tenía cita en la Agencia Tributaria (vieja maniobra para escabullirse) pero lo retuve advirtiéndole que faltaba algo por comentar muy importante: Las playas de Benidorm, su pregunta. Comencé a relatarle el protocolo playero: El aforo a las playas está controlado mediante un programa informático, lo cual supone:
1. Instalar el programa en tu ordenado o en tu móvil.
2. Pulsar el botón de reserva.
3. Elegir una fecha para acudir.
4. Entrar en el sistema de colas.
5. Cuando entre tu turno, elegir horario.
6. Elegir parcela (dos como máximo).
7. Recibirás un enlace para conseguir tu entrada.
8. Acude al punto de validación y presenta tu entrada.
9. Buscar…
En este momento mi vecino emprendió veloz carrera sin darme tiempo a explicarle que a pesar de que el “protocolo” y su parafernalia nos han costado algo mas de 650.000 €, todavía no funciona correctamente. Desconozco el destino que tomó mi vecino, por lo que decidí horas mas tarde visitarle en su domicilio para preguntarle que había pasado. El asunto no está nada claro y me preocupa, porque lo encontré tumbado en un sofá con una camisa de fuerza. Poco me pudo ampliar su mujer, dijo que la habían llevado a casa con una ambulancia acolchada, sujeto por la camisa, arrojando espuma por la boca y hablando de forma incoherente.
No quise dar detalle alguno de mi previa conversación con su marido para evitar un nuevo estado psicótico. Y me dije, lleva esto en silencio no sea que el amigo sepa la verdad, toda la verdad y nada mas que la verdad y empeore su situación. Pero no he podido evitar contarlo aquí para quedar al menos con la conciencia tranquila.
Después preocupado por el estado de mi vecino, preparé un picnik y nos desplazamos a una playa vecina, sin problema alguno para su acceso, sin programas informáticos, sin esperas, sin zonas para ricos y pobres. Conseguí que poco a poco fuera recuperándose junto a nuestro Mediterráneo. La respuesta mas cómoda, eficaz y valiosa a la pregunta de mi vecino era: Vete a la playa de un pueblo vecino y fuera problemas.Y es que las cosas van cambiando y acoplándose a la realidad, por ejemplo el “todo incluido” presente en el marketing de varias empresas hoteleras habrá que cambiarlo por “todo incluido excepto visita a playas”.
Claro está que como hecha la ley hecha la trampa, hay una sutil fórmula para acceder facilmente a las playas de Benidorm evitando el protocolo Safety Beach: Disfrazarse de mojitero…
Lo que ocurre en Benidorm es que como todos los listos estan día y noche protocolizando en el Ayuntamiento, el resto, los tontos, nos dejamos protocolizar impunemente: Si consideramos que las playas son propiedad municipal hasta justo la zona donde rompen las olas, a partir de ese punto mar adentro la competencia es de Costas y esta entidad no me prohibe el uso y disfrute del rompiente paseable… y ¿por dónde accedo? ¡Libre acceso 24/7 a la orillita del mar!… y en esa orilla instalaremos entre dos aguas nuestras sobrillas de siempre, nuestras tradicionales sillas plegables y a vivir en la nueva normalidad, que son dos días.
¡¡Los tontos, unidos podemos!!
José Antonio Corachán Marzal