¡El pulso de la justicia late con furia en los pasillos del Tribunal Supremo! José Luis Ábalos, el exministro de Transportes y figura clave del PSOE, se planta este jueves ante un jurado implacable con las manos vacías –literalmente solo 6.000 euros en su cuenta– y el espectro de la cárcel cerniéndose como una sombra inescapable. En el epicentro del caso Koldo, una vorágine de corrupción que devoró millones en contratos de mascarillas durante la pandemia, la Fiscalía Anticorrupción clama por endurecer las medidas cautelares: ¡prisión incondicional o con fianza estratosférica para Ábalos y su fiel escudero Koldo García! Con penas que suman 24 años para el exmandatario y 19 para su asesor, este duelo judicial no es solo un ajuste de cuentas personal: es un seísmo que podría dejar al PSOE tambaleándose, con ecos de sociedades ocultas y grabaciones que queman como pólvora.
El telón de fondo es un laberinto de traiciones y fortunas fugaces. Ábalos, despojado de su pasaporte y obligado a comparecer quincenalmente ante el juez Leopoldo Puente, defiende su inocencia con uñas y dientes: «Anticorrupción busca aflorar un dinero que no tengo», truena en declaraciones que rezuman frustración, mientras su defensa prepara un arsenal de argumentos –arraigo familiar en Valencia, patrimonio raquítico de menos de 300.000 euros y cero indicios de fuga–. Su fortuna actual? Una vivienda modesta comprada hace décadas por 27.000 euros y un local comercial anegado por aguas fecales, adquirido en 2020 por 90.000 euros pero ahora devaluado por el desastre. «Tanto el juez como la Fiscalía saben que no tengo dinero y que si solicitan mi ingreso en prisión no me quedará más remedio que entrar», confiesa con amarga resignación, recordando cómo una reciente victoria en una demanda por honorarios apenas arañó su cuenta, dejando migajas para los gastos judiciales que acechan.
La vista de este jueves promete chispas: Ábalos y Koldo García entrarán juntos al Supremo, flanqueados por fiscales como Alejandro Luzón que exigen no solo barrotes, sino multas de 3,9 millones de euros y reparaciones de más de 40.000 euros a entidades públicas como Ineco y Tragsatec. El detonante? La ex pareja de Ábalos, Jésica Rodríguez, que admitió embolsarse fondos estatales sin mover un dedo, un detalle que la Fiscalía pinta como el colofón de una red de cohecho, tráfico de influencias, malversación y organización criminal. Víctor de Aldama, el empresario que orquestó las adjudicaciones millonarias, se libra con «solo» 7 años gracias a su colaboración estelar –un contraste que Ábalos no perdona: «Rechacé cualquier acuerdo porque no me enriquecí», insiste, mientras las acusaciones populares redoblan la apuesta por la cárcel inmediata, alertando de un «riesgo de fuga creciente» señalado por el juez Puente en octubre.
Pero el drama trasciende las aulas judiciales y se adentra en las cloacas del PSOE. Ábalos no muerde la lengua al apuntar a Santos Cerdán, el hombre fuerte del partido y mano derecha de Pedro Sánchez, envuelto en una sociedad instrumental navarra (Servinabar) con el empresario Antxon Alonso desde 2016. «Koldo me contó todo a finales de 2023: una grabación comprometedora y el distanciamiento porque Cerdán no respondía», revela el exministro, vinculando el quiebre a filtraciones sobre una detención inminente de la Guardia Civil. Ábalos lo compara con el escándalo Bárcenas –»A él le descubrieron 47 millones en Suiza y me tratan peor, es una auténtica barbaridad»–, y critica que Cerdán, liberado de prisión la semana pasada, no se aparte del foco como dictan las normas éticas del partido. ¿Una bomba interna que podría salpicar al Gobierno entero?
El entorno de Ábalos lo ve claro: «Esto es una maniobra de intimidación para forzar un pacto que no llegará», susurran sus aliados, mientras el exsecretario de Organización del PSOE se aferra a su escaño como un náufrago a la tabla. Si el Supremo dicta prisión, Ábalos podría convertirse en el primer diputado en funciones tras las rejas –un escándalo de proporciones internacionales que eclipsaría incluso los peores augurios del caso Koldo. ¿Resistirá el blindaje del partido, o será el principio del fin para una era marcada por sombras pandémicas?
En Agencia6, el corazón nos late al ritmo de esta crónica judicial que redefine el poder. ¡No te despegues: actualizaciones en vivo desde el Supremo y análisis exclusivos que destapan lo que otros callan!
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