El cártel de Sinaloa (México) toma las calles

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  • La captura de ‘El Chapito’, hijo del capo mexicano encarcelado, desata una batalla campal del narco en Culiacán, obligando al presidente López Obrador a ceder y liberarlo tras un choque con las fuerzas policiales que acabó con ocho muertos y 16 heridos

La detención y posterior liberación de Ovidio Guzmán, alias ‘El Chapito’, volvió a evidenciar que hay estados mexicanos donde no manda el Gobierno central, sino el crimen organizado. Sinaloa es uno de ellos, tal y como demostró este jueves el cártel que lleva su nombre, al que ni siquiera pudo hacer frente la Guardia Nacional mexicana. Ante su primera gran crisis de seguridad, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha preferido ceder y liberar al capo, puesto que, según ha asegurado en rueda de prensa, «no se puede apagar el fuego con el fuego». Este viernes, mientras los miembros del cártel de Sinaloa celebraban la liberación de su líder, los habituales críticos del presidente le atacaban por su tibieza a la hora de combatir a los violentos.

Las explicaciones oficiales sobre lo ocurrido no han despejado todos los interrogantes, y sobre todo dejan en muy mal lugar a las fuerzas de seguridad y al Gobierno de López Obrador. Según la versión oficial ofrecida por el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, pasadas las 15.00 de la tarde, un convoy militar -que presuntamente realizaba un patrullaje rutinario en la zona de Tres Ríos- ha sido agredido desde una vivienda. Los 30 militares han respondido al ataque y tomaron el control del edificio, encontrando en su interior a cuatro personas, entre las que estaba el propio Ovidio Guzmán, hijo de ‘El Chapo’. Minutos después, tal y como ha asegurado Alfonso Durazo, «varios grupos de la delincuencia organizada rodearon la vivienda con una fuerza mayor a la de la patrulla».

En un alarde de fuerza sin precedentes, el cártel de Sinaloa se ha adueñado de la capital del estado. Durante más de ocho horas, los tiroteos y explosiones se han sucedido en las calles de Culiacán, obligando a la población civil a refugiarse en sus viviendas. Imágenes y vídeos compartidos en redes sociales dan buena cuenta de la impunidad con la que los criminales actuaron. Han desfilado con armas de alto calibre y han cortado los accesos a la capital para evitar que los militares se llevaran a ‘El Chapito’. Incluso se han permitido el lujo de atacar directamente el principal cuartel militar de la ciudad y asaltar la cárcel de Aguaruto para liberar a 51 presos.

Mientras todo esto sucedía, el Gobierno ha decretado un silencio informativo que que ha alimentado los rumores y ha mantenido a la población local y a los medios de comunicación en un absoluto desconcierto. No fue hasta última hora de la noche cuando el secretario Durazo ha confirmado que «con el propósito de salvaguardar el bien superior de la integridad de la sociedad culiacanante, los funcionarios del gabinete de seguridad acordamos suspender dichas acciones». Sin admitir preguntas de la prensa, nadie en este punto tenía claro si Ovidio Guzmán estaba preso o libre, ya que incluso se han llegado a difundir dos fotografías suyas donde estaba presuntamente detenido.

Desde Oaxaca, López Obrador (que no ha suspendido su agenda oficial para atender esta crisis) ha confirmado que El Chapito fue detenido y liberado posteriormente por orden directa suya. «Yo avalé esa decisión porque se tornó muy difícil la situación (…). No queremos muertos, no queremos la guerra. La anterior estrategia convirtió al país en un cementerio, lo he dicho una y mil veces. Nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho», ha explicado el presidente.

Al margen de la creación de la Guardia Nacional, la apuesta de López Obrador para combatir al crimen organizado ha brillado por su ausencia en estos primeros meses de Gobierno. En una de sus últimas giras por el norte del país, el presidente ha vuelto a hacer gala de ese discurso paternalista que tanto le caracteriza, dirigiéndose directamente a los narcotraficantes: «Que recapaciten, pero sobre todo que piensen en sus familias, que piensen en sus ‘mamacitas'».

La violenta jornada vivida en Culiacán ha dejado al menos ocho muertos y 16 heridos, a los que hay que añadir ocho vehículos militares y un helicóptero con impactos de bala, y sobre todo la sensación de que en Sinaloa el crimen organizado vive en un ambiente de total impunidad. La liberación de Ovidio Guzmán, buscado en EEUU por tráfico de drogas y heredero del imperio criminal que levantó su padre, eleva una duda inquietante: a partir de ahora, ¿cederá siempre el Gobierno ante el chantaje de los criminales?

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