¡La fractura en el Gobierno de coalición se enquista como una herida abierta que no cicatriza, y la reunión «discreta» de este viernes ha sido el bálsamo que falló estrepitosamente! Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, a través de perfiles de segunda línea, intentaron reconducir la crisis desatada por los escándalos de corrupción y acoso sexual en el PSOE, pero el encuentro –celebrado en secreto y sin filtraciones hasta su final– se saldó con cero avances y un cruce de reproches que agrava el choque: Sumar acusa al PSOE de «bunkerizarse» y «alimentar a PP y Vox» con su «inmovilismo», mientras Moncloa insiste en centrarse en lo que «une» y culpa exclusivamente a la derecha del ascenso ultraderechista. ¡Sánchez llamó a «diálogo» para «beneficiar a la mayoría social», pero Díaz y su equipo exigen «explicaciones convincentes» y rechazan que la «élite judicial, económica y política» sea excusa para no asumir responsabilidades –un pulso que amenaza la legislatura en un Congreso donde Junts bloquea presupuestos y el PSOE sangra por casos como Koldo, Cerdán o Salazar!
La reunión, planteada como un intento desesperado de apagar el incendio tras una semana de dardos envenenados, evidenció la brecha irreconciliable: Sumar, con IU, Más Madrid y Comuns al frente, reconoce que el Gobierno enfrenta una «élite» hostil, pero clama que eso no justifica «encerrarse en Ferraz y Moncloa» sin dar cuentas por los escándalos. «No podemos usar la presión externa como excusa para no actuar internamente», filtran fuentes del Movimiento Sumar, exigiendo «cambios profundos» y una «remodelación» que Díaz reclamó hace días. El PSOE, por su parte, repite el mantra de Sánchez: «Caminemos juntos en lo que nos une, no en las discrepancias», culpando al PP del «crecimiento demoscópico de Vox» y negando que su gestión alimente a la ultraderecha. «El único responsable es la derecha; nosotros avanzamos en agenda social», insisten en Ferraz, pero el silencio sobre dimisiones o comisiones de investigación huele a inmovilismo que Díaz no perdona.
El origen de esta crisis es un cóctel tóxico que hierve desde noviembre: casos de acoso sexual (Salazar, Tomé, González) y corrupción (Koldo, Cerdán con mordidas en Servinabar) han erosionado la imagen «feminista y regeneradora» del PSOE, con Sumar exigiendo «contundencia» y «transparencia total». La reunión, sin Sánchez ni Díaz presentes –perfiles de segunda línea para evitar fotos incómodas–, fue un «diálogo de sordos» que no resolvió nada: ni pacto anticorrupción, ni remodelación, ni estrategia contra Vox. «Se nos acaba la paciencia», filtran desde Sumar, con voces internas que ven en el «bunker» socialista un riesgo para la legislatura –con presupuestos prorrogados por tercer año y Junts como árbitro implacable.
Las implicaciones son un vendaval que podría tumbar la coalición: Sumar, con su voto clave en un Congreso de equilibrios imposibles, amenaza con endurecer posturas si no hay «cambios profundos», mientras el PSOE –con bases indignadas por escándalos– se atrinchera en «estabilidad». La oposición celebra: Feijóo (PP) ironiza con «el Gobierno que se desmorona por dentro», y Abascal (Vox) clama por elecciones. ¿Rectificará Sánchez con dimisiones, o la «unidad» forzada será su tumba? En un 2025 que cierra con prórrogas y tensiones, esta crisis no es un bache; es un precipicio.
En Agencia6, el pulso de la coalición late con esta enquistada fractura: ¡de socios a reproches, el Gobierno en jaque! ¿Fin de la legislatura? Comparte tu pronóstico en comentarios y síguenos para la próxima reunión – porque cuando Sumar y PSOE chocan, España tiembla.
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