¡El fantasma de la DANA regresa con acusaciones que queman como el lodo de Valencia! Salomé Pradas, la exconsellera de Justicia e Interior destituida tras el desastre que se cobró 229 vidas, ha soltado la bomba en una entrevista en Salvados: Carlos Mazón, president de la Generalitat, fue «inacción total» el 29 de octubre de 2024, ignorando sus llamadas desesperadas desde el CECOPI mientras comía en un restaurante y el litoral se ahogaba en lluvias bíblicas. «No me cogía el teléfono ni cuando se debatía la alerta, ni cuando se decidió – me dijeron que no lo molestara», tronó Pradas, pintando un retrato demoledor de un líder ausente que la convirtió en «cabeza de turco» por «interés político». ¡Con el juez de Catarroja exigiendo grabaciones de Mazón y rechazando testigos clave, esta revelación no solo reabre heridas; podría derrumbar el frágil pacto de la derecha valenciana y arrastrar al PP a un juicio que huele a negligencia criminal!
El detonante de esta tormenta personal es un día que España no olvidará: el 29 de octubre de 2024, cuando la gota fría azotó Valencia con 491 mm de lluvia en 8 horas, dejando un saldo de 229 muertos, miles de desalojados y un lodo que aún ahoga barrios enteros. Pradas, al frente del CECOPI (Centro de Coordinación Operativa Integrada), juró estar «donde tenía que estar» desde las primeras alertas, enviando el mensaje Es-Alert a las 20:11 horas sin esperar «instrucción alguna» de Mazón –»Sería absurdo aguardar a alguien que no contesta»–. Pero el president, según ella, estaba en El Ventorro de la Mira, un restaurante madrileño, almorzando con la periodista Maribel Vilaplana. «El 8 de noviembre me enteré por mi equipo que Mazón comía allí mientras los valencianos sufríamos», confesó Pradas, revelando que intentó contactarlo en vano. Su «gran error»? «No haberle dicho que viniera inmediatamente al CECOPI» –un reproche que la llevó a una destitución que tilda de «injusta y política», con Mazón buscando «una cabeza de turco» para salvar el cuello.
El contexto judicial es un laberinto de sombras que se cierra sobre la cúpula valenciana. La jueza de Catarroja, investigando por homicidio imprudente y prevaricación, ha requerido las grabaciones del móvil de Mazón para esclarecer cuándo supo de las muertes y si rechazó las llamadas de Pradas. La entrevista en Salvados –declarada como prueba en el sumario– ha sido incorporada al caso, pero tanto Pradas como Vilaplana han rechazado declarar de nuevo como testigos voluntarios. «El reservado del restaurante era tan pequeño que es improbable que no oyera el teléfono», insinúa la jueza, mientras Emilio Argüeso –número dos de Pradas– también figura en el punto de mira. Mazón, por su parte, se defiende con uñas y dientes: «Pradas nunca me pidió autorización para la alerta», insistiendo en que su gestión fue «impecable» y culpando a la meteorología imprevisible.
Las implicaciones políticas son un vendaval que podría barrer a la derecha valenciana. Pradas, alineada con el sector moderado del PP, acusa a Mazón de usar su cese para desviar culpas, en un partido donde las bases claman por responsabilidades compartidas. El PSOE y Compromís, en la oposición, celebran la «explosión interna» como munición para elecciones autonómicas, mientras Vox guarda silencio cómplice. Fuentes del PP susurran pánico: «Esto erosiona la credibilidad de Mazón ante el drama de Valencia». ¿Dimisión inminente, o el president resistirá hasta el juicio? Una cosa es segura: la DANA no solo inundó calles; ha desbordado lealtades y expuesto un gobierno fracturado.
En Agencia6, el eco de esta acusación resuena como un llamado a la verdad: ¡Pradas no calla, y Mazón tiembla! ¿Salvará el PP su unidad, o la DANA será el lodo que los hunde a todos? Sigue las grabaciones judiciales en nuestras redes – porque cuando una consellera grita «inacción», el silencio del president es ensordecedor.
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