¡Alarma Roja en la Lucha Antinarco: Sindicatos Policiales Claman Recursos para Frenar la Ola de Violencia que Amenaza a España!

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¡El pulso de la seguridad nacional late con urgencia en las calles de Andalucía! En un grito unificado que retumba desde el Campo de Gibraltar hasta el cauce del Guadalquivir, los sindicatos policiales Jucil y Jupol han irrumpido con una denuncia incendiaria: los agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional están al límite, enfrentando una maquinaria criminal cada vez más feroz, organizada y blindada contra la ley. Con narcolanchas que dejan atrás a las patrulleras oficiales y guarderías de droga custodiadas por fusiles de asalto, los héroes del uniforme reclaman a voces lo que debería ser obvio: ¡más medios, más protección y un escudo legal para no caer en el desamparo! Esta mañana, casi un centenar de ellos se plantaron frente al Ministerio del Interior, exigiendo la dimisión del ministro Fernando Grande-Marlaska y poniendo el dedo en la llaga de una impunidad que corroe el corazón de la lucha contra el narco.

El detonante de esta movilización épica no es un hecho aislado, sino una tormenta perfecta de agresiones que ha escalado sin freno desde los trágicos incidentes de Barbate. En el corazón de Cádiz –Algeciras, La Línea y el Campo de Gibraltar–, los narcos operan con una audacia que eriza la piel: tiroteos a quemarropa, señalamientos públicos a agentes para forzar rotaciones exprés y lanchas semirrígidas tuneadas que devoran kilómetros por hora, inalcanzables para las embarcaciones estatales. «No puede ser que nuestras embarcaciones no compitan con las narcolanchas, que sigamos sin todoterrenos adecuados, que no haya chalecos para todos los agentes o que muchos tengan las placas balísticas caducadas», tronó Mila Cívica, portavoz de Jucil, con la voz cargada de frustración en la concentración madrileña. «Ahora mismo es bastante complicado ser policía o guardia civil en España», añadió, pintando un panorama de desamparo total: criminales que se sienten intocables, respaldados por una red que usa chalecos antibalas militares y kalashnikovs como si fueran extensiones de sus brazos.

Pero el horror no se detiene en la costa gaditana. El Guadalquivir se ha convertido en un río de sombras, donde las redes del narco descargan toneladas de muerte bajo la luna, armados hasta los dientes. Agustín Álvarez, representante de Jupol en Andalucía, no se anduvo con rodeos: «Nos tienen abandonados. Llevamos tiempo avisándolo, pero cada vez ponen menos medios». Relató escenas que parecen sacadas de una pesadilla: fotos de clanes desembarcando droga con ráfagas de fuego, y un abandono crónico que deja a los agentes expuestos. El clímax de esta pesadilla llegó a principios de noviembre en Isla Mayor, Sevilla, donde un grupo de guardianes fue emboscado en una guardería de estupefacientes. De madrugada, los narcos los acribillaron con AK-47, gritando amenazas mortales como «¡Vamos a matar a estos perros!». Los agentes se lanzaron al agua, se ocultaron entre las cañas y resistieron un infierno de balas: uno herido grave en el abdomen, cuatro más con lesiones que marcan cuerpos y almas. Ibón Domínguez, portavoz de Jupol, lo resumió con crudeza: «El narco campa a sus anchas en toda la Península. En Isla Mayor casi ejecutan a nuestros compañeros».

Esta no es solo una queja; es un llamado a las armas para blindar a quienes nos blindan. Los sindicatos exigen declarar «zonas de especial singularidad» en puntos calientes de Andalucía y Cataluña –al estilo de las que ya protegen a Mossos d’Esquadra o Ertzaintza–, con plantillas reforzadas, incentivos jugosos y reconocimiento de los riesgos extremos que convierten esta profesión en una ruleta rusa diaria. «No somos una profesión de riesgo, a pesar de todo», ironizó Cívica, mientras Domínguez y Álvarez clamaban por reformas legislativas que endurezcan el puño contra el crimen: más amparo jurídico para operaciones de alto voltaje, flotas renovadas que persigan en igualdad de condiciones y un compromiso real para que los agentes no sean el eslabón débil en esta batalla por la sociedad.

«Los agentes son el escudo que hay entre la delincuencia y la sociedad», enfatizó Cívica, recordándonos que sin su coraje, las calles se entregarían al caos. La concentración de hoy no fue un lamento aislado, sino el eco de miles que velan por nuestra paz, exigiendo que el Gobierno pase de las palabras a los hechos. ¿Escuchará Interior este rugido? En Agencia6, estamos con el corazón en un puño, cubriendo cada paso de esta cruzada por la justicia. ¡La guerra contra el narco no espera: es hora de equipar a los guerreros que la libran!

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