¡33 AÑOS DE DOLOR ETERNO! La madre de Manuela Torres rompe el silencio: «Mi marido se volvió loco y murió en el psiquiátrico… Es una condena perpetua para nosotros» – ¿Nuevo archivo judicial aplasta las esperanzas en el caso de las niñas de Aguilar?

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¡Un grito de agonía que atraviesa tres décadas! En el corazón de la historia negra española, la desaparición de Manuela Torres Bouggefa (13 años) y Virginia Guerrero Espejo (14 años) sigue siendo un enigma sangriento que devora familias enteras. El 23 de abril de 1992, las inseparables amigas de Aguilar de Campoo (Palencia) se evaporaron en la niebla de Reinosa (Cantabria), dejando solo el eco de un Seat 127 blanco y testigos mudos. Hoy, la madre de Manuela desgarra el velo del sufrimiento: «Mi marido se volvió loco, no pudo trabajar y acabó ingresado en el psiquiátrico. Es una condena perpetua». Mientras, un juzgado de Palencia acaba de archivar el caso por segunda vez en 2025, aplastando ilusiones tras 33 años de búsquedas infructuosas. ¿Huirán las niñas para siempre, o acecha un depredador en las sombras? ¡El pueblo llora y exige respuestas!

La fatídica noche: De la discoteca al abismo

Era el Día de Castilla y León, un 23 de abril soleado que se tiñó de horror. Manuela, hija única de una familia franco-argelina recién llegada de Aix-en-Provence, y Virginia, la mayor de cuatro hermanos (uno de los cuales se hizo sacerdote), mintieron a sus padres: «Vamos al cumple de una amiga en Aguilar». En realidad, tomaron el tren a Reinosa, a 30 km, atraídas por los rumores de una discoteca «de moda». «Nos dijeron que iban en tren, pero volvían a dedo. Yo les rogué que no, que era peligroso», recordaba Chari Mendia, su amiga, en un emotivo especial de Equipo de Investigación de 2018. Fumaron un cigarro en el parque y se lanzaron a la aventura sin permiso.

A las 18:20, el tren las deja en Reinosa. A las 20:00, tras rondar bares, deciden hitchhike por la carretera comarcal CA-232 hacia Aguilar. Cuatro testigos clave las ven subir a un Seat 127 blanco o crema, matrícula de Valladolid, conducido por un hombre solo. Una mujer, regresando en su coche, las avista de pasada: «Subieron riendo, confiadas». Luego… silencio absoluto. Ni llamadas, ni pistas, ni cuerpos. ¿Secuestro? ¿Accidente oculto? ¿Fuga voluntaria? El caso explotó en los 90, eclipsado solo por Alcàsser, con fotos de las niñas empapelando Cantabria y Palencia. Programas como ¿Quién sabe dónde? suplicaron pistas, pero solo llegaron burlas crueles.

El infierno familiar: Locura, psiquiátricos y demandas internacionales

El puñal en el alma: Karima Bougeffa, madre de Manuela, confesó en Equipo de Investigación: «Mi marido se volvió loco y a raíz de eso no pudo trabajar, se quedó en el psiquiátrico ingresado. Es una condena perpetua». José Torres, el padre malagueño de ascendencia gitana, se derrumbó bajo el peso de la incertidumbre, perdiendo la razón y el sustento. La familia, destrozada, vio cómo el tiempo devoraba esperanzas: búsquedas en Málaga y Francia (donde vivían antes), falsas alertas como huesos de la Guerra Civil en la presa de Requejada (1994), o una mandíbula en el pantano del Ebro (2022) que no era suya.

Virginia, con tres hermanos, cargó a su familia con un duelo similar. Emilio Guerrero, su hermano, lo llamó «una chiquillada de adolescentes» que se volvió pesadilla eterna. Las familias, asesoradas por el despacho B&CH y la abogada Carmen Balfagón, no se rindieron: reabrieron el caso en 2021 tras un testimonio de una superviviente de un intento similar en 1991 (mismo modus operandi: Seat 127, hombre solitario). La Guardia Civil investigó en secreto de sumario, prórrogas hasta 2022, pero el TC lo archivó. En 2024, demandaron al Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo, alegando «negligencia judicial» – el caso no prescribe, pero la justicia española parece sorda.

En marzo 2025, un investigado (dueño de un Seat 127 similar, a 21 km del lugar) negó todo ante la jueza de Palencia: «Lo usaba solo para leña». La UCO registró, analizó ADN… nada. Archivo definitivo en marzo 2025: «Sin resultados tras 30 años». Las familias claman: «¿Y si el monstruo sigue libre?» Un podcast reciente (Detrás de la Verdad, mayo 2025) revive el caso, con 35 minutos de testimonios que erizan la piel.

¿Por qué no se resuelve? Las sombras del Seat 127

  • Pista principal: El coche blanco, visto por cuatro testigos. Un sospechoso en 2025 lo tenía, pero alibi sólido. ¿Hubo más?
  • Falsas esperanzas: Mandíbulas, huesos… todo descartado vía Programa Fénix (base de datos ADN).
  • Reaperturas fallidas: 2021 (testimonio TV), 2022 (alegaciones GC), 2024 (Estrasburgo). Ahora, silencio judicial.
  • Teorías: Secuestro exprés, tráfico de menores, o simple tragedia vial. El criminólogo Ramón Chippirrás insiste: «Hay cabos sueltos».
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