A su llegada al Palacio Real de Madrid, Sus Majestades los Reyes fueron recibidos por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la ministra de Defensa, Margarita Robles; el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska; el jefe de Estado Mayor de la Defensa, general de ejército Miguel Ángel Villaroya Vilalta; y el jefe del Cuarto Militar, Teniente General D. Emilio J. Gracia Cirugeda.
Tras los honores de ordenanza, la interpretación del Himno Nacional y una salva de 21 cañonazos, Su Majestad el Rey pasó revista, acompañado por el jefe de Estado Mayor de la Defensa y el jefe del Cuarto Militar, a la formación de la Guardia Real. A su término, Sus Majestades los Reyes abandonaron la Plaza de la Armería para dirigirse al Zaguán de Embajadores, donde recibieron el saludo de un grupo de personal de Patrimonio Nacional y del Cuarto Militar encabezados por la presidenta del Consejo de Administración de Patrimonio Nacional, María de los Llanos Castellanos Garijo.
Seguidamente Sus Majestades se dirigieron por la Escalera de Embajadores al Salón del Trono. Tras ocupar su posición el presidente del Gobierno, la ministra de Defensa y el Ministro del Interior, las Comisiones del Órgano Central de la Defensa y el Estado Mayor de la Defensa, las Reales y Militares Órdenes de San Fernando y San Hermenegildo, el Ejército de Tierra, la Armada, el Ejército del Aire, la Guardia Civil y la Real Hermandad de Veteranos saludaron a Sus Majestades los Reyes.
Una vez finalizados los saludos, una representación de los comisiones y el personal que va a ser condecorado ocupa su lugar en el Salón del Trono mientras el resto, regresa al Salón de Columnas desde donde seguirán el acto a través de pantallas de televisión. Su Majestad el Rey impuso condecoraciones a diferentes miembros de las comisiones.
Tras la imposición de condecoraciones, tuvieron lugar las intervenciones de la ministra de Defensa y de Su Majestad el Rey ante los representantes de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil.
Don Felipe recordó en su intervención que, » Desde el pasado mes de marzo» se está «realizando un trabajo extraordinario, combatiendo la pandemia y sus efectos allí donde se os ha necesitado, apoyando y animando a los ciudadanos, y aliviando el sufrimiento y la soledad de muchas personas y familias «.
Su Majestad el Rey subrayó que se ha «… reaccionado con iniciativa, inmediatez y eficacia, realizando cometidos difíciles y variados por toda España. Desde las desinfecciones, el despliegue logístico y de presencia en tantos lugares, el montaje de hospitales y el traslado y digno acompañamiento de fallecidos, en el transcurso de la Operación Balmis; a las labores pioneras y valiosas de rastreo que lleváis a cabo ahora en la Operación Baluarte».
El Rey también mencionó que «La sociedad española os ha sentido muy cerca y tiene plena confianza en vuestra capacidad, profesionalidad y entusiasmo».
Tampoco quiso Don Felipe dejar de recordar que «La Constitución reconoce las libertades y los derechos y consagra los valores y el orden democráticos, también los deberes a los que todos estamos sujetos,» e hizo hincapié en que «La Constitución es el camino libre y democráticamente decidido por el pueblo español. Todos estamos incondicionalmente comprometidos con ella porque es el origen de la legitimidad de todos los poderes y de todas las instituciones del Estado; una legitimidad que se renueva cada día respetándola y observándola».
Su Majestad quiso destacar que, «… en la lucha contra el virus hemos constatado la necesidad de contemplar, en el diseño de nuestras capacidades militares, nuevos elementos que nos ayuden a sortear las amenazas y a resistir los desafíos que se presenten en los escenarios de seguridad y defensa del siglo XXI».
Para finalizar el acto, Don Felipe y Doña Letizia, mantuvieron un encuentro con las autoridades asistentes en la Saleta de Teniers mientras que el personal que ha permanecido en el Salón del Trono se Traslada al Salón de columnas donde tuvo lugar un encuentro con el personal comisionado. Don Felipe dedicó unas breves palabras de despedida en el Salón de Columnas a las Comisiones acompañados de las autoridades presentes.
La celebración de la Pascua Militar constituye un solemne acto castrense con el que se inicia el año militar. En dicho acto se realiza un balance de las vicisitudes del año anterior y se marcan las líneas de acción que se desarrollarán en el siguiente. Además, se imponen condecoraciones militares a aquellos civiles y miembros de las Fuerzas Armadas que se han hecho acreedores de ellas durante el año vencido.
El origen de la Pascua Militar se remonta al reinado de Carlos III, cuando, el 6 de enero de 1782, se recuperó la localidad menorquina de Mahón, que se hallaba en poder de los ingleses. Como expresión de júbilo, Carlos III ordenó a los virreyes, capitanes generales, gobernadores y comandantes militares que, en la fiesta de la Epifanía, reuniesen a las guarniciones y notificasen en su nombre a jefes y oficiales de los ejércitos su felicitación.”